He celebrado con ilusión esta fiesta del Buen Pastor, agradeciendo poder participar del ministerio parroquial y pidiendo por todos los sacerdotes que ejercitamos este ministerio en el mundo entero, en especial, por los más amigos y conocidos.
Antes de la Misa de 12h, estaba enseayando, con los niños de primera Comunión y con sus catequistas, los cantos, y se acerca una de las mamás y me dice que su niño está preocupado porque no pudo confesarse el día de las primeras confesiones. Efectivamente, el niño que es alegre y jugetón de ordinario, estaba en el ensayo serio y concentrado.
De inmediato le dije que subsanaríamos el problema, me fui con el niño junto al confesonario, hicimos la breve preparación y el examen de conciencia y el niño se ha confesado.
Tenía otra cara cuando le he dado, para celebrar la fiesta del perdón, una estampa porque se me habían acabado los dulces y yo también me he alegrado. He pensado que ha sido un regalito del Buen Pastor.
Y es que poder atender a las ovejas es siempre un magnífico regalo ¡Feliz día del Buen Pastor, amigos sacerdotes y queridos feligreses!
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