Los sucedáneos, las imitaciones, las marcas blancas, las cosas a medias, lo que no es genuino, aparenta ser igual, pero...
Un cristiano debe serlo al cien por cien. No podemos conformarnos con los sucedáneos: soy creyente pero no practico; prefiero confesarme directamente con Dios sin acudir al sacramento; creo en la Iglesia pero no colaboro; no defiendo al Papa ni a los sacerdotes cuando se les ataca... Es la caricatura de un cristiano que no es auténtico.
Jaime Sanz
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