Interesante reflexión de Juan Carlos Oyuela
Una joven contó a su amiga que había tenido relaciones prematrimoniales con su novio. Ella le respondió: -«te has convertido en una esclava». Con los ojos muy abiertos, la joven reaccionó: «tienes razón. Él no está comprometido, pero yo sí. No quiero salir y conocer a nadie más después de lo que hemos hecho, pero él sí. ¡Basta de sexo!». Otra joven tenía miedo de decir a su novio que ya no tendría más relaciones con él. Temía que rompiera con ella. Por fin se lo dijo y él no rompió. ¡Después de algunas citas más, ella decidió que no le amaba y terminó la relación! Mientras tenían relaciones, ella no veía lo malo que era su “noviazgo” porque intentaba salvarlo por todos los medios. Cuando dio marcha atrás y fue capaz de mirarlo objetivamente, se dio cuenta de lo desgraciada que era.
La sexualidad es un factor humano importantísimo. Por eso es muy conveniente que esté rectamente conducida. Por un lado, ser hombre o ser mujer no es sólo una diferenciación fisiológica, sino que afecta a todos los estratos de la personalidad. Por otro lado, la relación matrimonial de un hombre y una mujer es muchísimo más que una relación sexual. La sexualidad es sólo un aspecto de aquella relación. Porque un matrimonio no es sólo una relación entre dos cuerpos, sino sobre todo entre dos seres inteligentes, unidos por una amistad peculiar
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