A mis amigos sacerdotes que cuidan de sus parroquias con esmero y dedicación o realizan trabajos de educación, asistenciales o de otro tipo de ministerio pastoral.
Que disfruten del pastoreo, sabiendo que no somos asalariados, sino el mismo Buen Pastor, que actua por nosotros: predica, consuela, perdona, aconseja, consagra su cuerpo y sangre, santifica y salva.
Que las disficultades del ambiente, del tiempo, de la vida misma, no nos lleven al desaliento. Que sonriamos siempre, que descansemos lo necesario, que no perdamos ni la ilusión ni las ganas, que nos entusiasme lo que hacemos, que vayamos a más, que no nos desanimemos por nada del Mundo.
¡Al fin y al cabo, es una maravilla ser Pastores según el Corazon de Cristo! ¡Feliz Domingo!
Publicar un comentario