Mañana comienzan los intensos nueve días en que la liturgia nos introduce en la Navidad. Son días junto a la Virgen que espera el nacimiento de su hijo, el Salvador. Son días para la plegaria y la espera alegre. Son días de preparativos en la casa y en el corazón. Días hermosos que merece la pena vivir intensamente.
Días también llenos de entrañables recuerdos de las Posadas sololatecas que acompañé feliz durante años. Emotivos forcejeos que terminaban felizmente, dando posada a los "santos peregrinos" y disfrutando del rico ponche, las canciones y los cohetillos. Mis mejores deseos para aquellos buenos amigos de entonces y de ahora a quienes sigo llevando en el corazón.
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