Bocadillos espirituales para vivir el Adviento: Martes de la 1 a. Semana – Ciclo B

“Lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los sencillos. Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: “¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven!” Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”. (Lc 10,21-24)



Estamos comenzando el tiempo del Adviento.

Es posible que:

Para muchos sea un tiempo cualquiera.

Para otros sea un tiempo indiferente.

Para otros un tiempo inútil.

Para otros un tiempo carente de sentido.


Mientras que muchos:

sea un tiempo de gozosa esperanza.

sea un tiempo de grandes oportunidades.

sea un tiempo de grandes promesas cumplidas.

sea un tiempo en el que todo puede cambiar.

sea un tiempo en el que comienza la novedad de Dios.

sea un tiempo en el que comenzamos a ver lo que otros quisieron ver y no vieron.

sea un tiempo en el que muchos escucharemos lo que otros quisieran escuchar y no escuchan.


El Adviento es un tiempo de todos y para todos.

Pero del que muchos no esperan nada.

Porque nunca faltan esos “sabios y entendidos” que todo lo creen saber.

Porque nunca faltan esos “sabios y entendidos” que no necesitan nada porque lo tienen todo.

Porque nunca faltan esos “entendidos” que no necesitan de Dios, porque se bastan a sí mismos.

Porque nunca faltan esos “sabios” que creen tener toda la verdad.

Porque nunca faltan esos “sabios” que no creen en lo nuevo y se sienten bien con lo viejo.

Porque nunca faltan “esos indiferentes” para quienes el nacimiento de Dios ha dejado de ser noticia.

Porque nunca faltan de “esos autosuficientes” para quienes Dios está fuera de circulación.


Y el Adviento es el tiempo “de los sencillos”.

De los que viven siempre de la esperanza porque carecen de todo.

De los que buscan porque sienten el vacío de Dios en sus corazones.

De los que esperan un Dios diferente.

De los que esperan un Dios cercano a los hombres.

De los que esperan de Dios lo que no reciben de los hombres.

De los que sienten hambre de Dios.

De los que sienten sed de Dios.

De los que son capaces de creer en la pobreza humana de Dios.

De los que viven gritando en su corazón: “Ven, Señor Jesús y no tardes”.

De los que sin Dios la vida carece de sentido.

De los que han experimentado que cuando se prescinde y elimina a Dios, el hombre se siente amenazado y en peligro.


¿Será por eso que muchos ven la Navidad como la Navidad de los niños?

¿Será por eso que muchos solo esperan regalos y una gran cena?


La Navidad es para los son capaces de ver.

La Navidad es para los que son capaces de oír.

La Navidad es la alegría de Dios aceptado en el corazón de los pobres.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Adviento, Ciclo B Tagged: autosuficiencia, humildad, orgullo, revelacion, sabiduria, sencillez
21:34

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