Me gustan las ideas claras, y me produce desazón y cabreo cuando tengo la sensación de que se dice una cosa mientras se tolera o incluso se fomenta lo contrario. Servidor es de los que pide, tampoco creo que sea tan complicado de entender, que le hablen clarito, porque a partir de ese momento uno tiene la opción bien de obedecer, bien de declararse abiertamente en rebeldía.
Es decir, un suponer, si a un servidor le llega un documento del santo padre o de su obispo prohibiendo la adoración eucarística perpetua, me queda cerrar la capilla o decir abiertamente que no me da la gana y que hasta aquí hemos llegado. Si lo que me dicen es que sí, pero no, que es una cosa muy buena pero a la vez organizan charlas, foros y encuentros donde invitan a los mayores detractores de la adoración, pues me cabreo. Eso es falta de claridad cuanto menos.
De José María Castillo tengo entendido que fue desposeído de su cátedra de teología por enseñanzas contrarias al magisterio de la iglesia en el año 1988. Perfecto. Comprendido. Un señor de teología nada fiable que cuanta menos teología explique en la Iglesia, mejor. José Arregui es un ex franciscano, conocido por haber acusado en su tiempo a monseñor Munilla de mantener listas negras ocultas en su ordenador y cuyas disparatadas ideas teológicas se pueden leer abiertamente sin mayor problema.
Por su parte, Yayo Herrero es una activista de “Ecologistas en Acción”, pro abortista declarada, y promotora de una cosa que se llama ecofeminismo. De Juan José Tamayo nada que decir que no se sepa. Lutero, Calvino y Zwinglio eran bastante más católicos que él.
Si a mí me hablan de organizar unas charlas de teología en la parroquia con estos ponentes, evidentemente digo que no. Y digo que no porque es la Iglesia la que me dice que su doctrina no es que no sea fiable, es que es del todo errónea. Sin problemas.
Con problemas. Con muchos problemas. Porque no se entiende que estos señores, especialmente Castillo y Arregui, sean los teólogos de cabecera de un medio como Religión Digital que si sigue vivo es gracias a los dineros que le llegan de muchas instituciones eclesiales, algunas tan oficiales como la Pontifica de Salamanca, Cáritas o Manos Unidas, y las informaciones que les facilitan desde donde no deberían hacerlo. Castillo, tan de cabecera, que la cabecera de RD la ocupa con mucha frecuencia.
Es decir, que no son de fiar, pero con dineros de la Iglesia alentamos y sostenemos al medio que más propaga sus erradas ideas. ¿Comprenden? Oficialmente no son de fiar, pero luego dinero que no falte para que sigan propagando sus errores.
No solo esto. No señor. Porque estos señores, por eso aquí con sus nombres concretos, y alguno que falta, tienen previsto participar en la llamada semana andaluza de teología que se celebrará en Málaga en el próximo mes de noviembre y, para que no quede dudas de su fiabilidad, en la casa diocesana.
Pues eso, que muy malos oficialmente, pero dinero para sus medios y casa diocesana para sus eventos.
Me queda algo por decir de Yayo Herrero, una señora o señorita o lo que sea, sin ánimo de ofender, que parece se va a convertir en nueva predicadora de la casa pontificia. Contratada en septiembre en Madrid, en acto que culminará con la presencia del arzobispo, y en noviembre en la semana de teología de Málaga. Yo creo que ella misma y sus compis ecologistas se deben estar partiendo de la risa y lo que les queda.
Este cura, y el pueblo de Dios, tenemos derecho a saber si un supuesto teólogo es de fiar o no, si patina, si se desliza, o si es un patinazo permanente. Pero si a un señor, José María Castillo, por ejemplo, se le quita su cátedra por heterodoxo, y después se facilitan medios económicos para que propague sus ocurrencias, y de paso se le invita a una semana de teología nada menos que en una casa diocesana, algo falla.
Y si una tal Yayo Herrero, antisistema y abortista, es la mejor opción que tenemos los católicos para hablar del cuidado de la creación, es que estamos listos. Pero claro, si además de acudir a un evento con el arzobispo de Madrid, que califiqué de gol a D. Carlos, aparece ahora en la casa diocesana de Málaga, pues no sé qué pensar.
Mala cosa que con la boquita digamos A y con los dineros y las presencias digamos B. Porque la gente se cabrea, y con muchísima razón. No se confundan. Los de fuera no van a venir por esto, pero sí hay gente de dentro que está empezando a decir “conmigo que no cuenten”. Ustedes mismos.
Oiga, que no sabíamos… Pues ya lo saben.
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