San Martín, joven soldado, parte su capa de abrigo con un humilde mendigo que en su camino ha encontrado.
Y Cristo le hace entender que le ha vestido a Él la capa que ha regalado.
San Martín, Obispo santo, vive en austera pobreza, con oración que no cesa, predica y hace milagros.
Y, cuando llega su muerte, el Pueblo de Dios advierte, que es poderoso abogado.
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