Domingo 24 de Julio de 2016
17º Domingo durante el año
Verde.
Semana 1ª del Salterio.
Antífona de entrada cf. Sal 67, 6-7. 36
Dios habita en su santa morada. Él congrega en su casa a los dispersos. Él dará poder y fortaleza a su pueblo.
Oración colecta
Dios nuestro, protector de los que esperan en ti, fuera de quien nada tiene valor ni santidad; acrecienta sobre nosotros tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, usemos los bienes pasajeros de tal modo que ya desde ahora podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Padre, estos dones recibidos de tu generosidad, y, por la acción poderosa de tu gracia, haz que estos sagrados misterios santifiquen nuestra vida presente y nos conduzcan a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 102, 2
Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.
O bien: Mt 5, 7-8
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, que alimentados con este sacramento divino, memorial perpetuo de la Pasión de tu Hijo, este don de su amor inefable nos conduzca a la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1ª Lectura Gn 18, 20-21. 23-32
Lectura del libro del Génesis.
El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?”. El Señor respondió: “Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos”. Entonces Abraham dijo: “Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco, ¿vas a destruir toda la ciudad?”. “No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco”, respondió el Señor. Pero Abraham volvió a insistir: “Quizá no sean más de cuarenta”. Y el Señor respondió: “No lo haré por amor a esos cuarenta”. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta”. Y el Señor respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta”. Abraham insistió: “Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte”. “No la destruiré en atención a esos veinte”, declaró el Señor. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”. “En atención a esos diez, respondió, no la destruiré”.
Palabra de Dios.
Comentario
Abraham es atrevido cuando reza. Pide y pide. Se dirige a Dios con franqueza y naturalidad. Su insistencia brota de la experiencia que él tiene de Dios. Sabe que Dios está dispuesto a escuchar y a atender los ruegos de sus hijos.
Sal 137, 1-3. 6-7a. 7c-8
R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
2ª Lectura Col 2, 12-14
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.
Palabra de Dios.
Comentario
La carta usa una imagen muy concreta: la antigua ley, con todas sus claúsulas, es un escrito de acusación contra nosotros. Jesús, en la cruz, abolió esa ley y nos favoreció absolutamente. Esto ha sido hecho en forma gratuita, por puro amor.
Aleluya Rom 8, 15
Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios “¡Abbá!”, es decir, Padre. Aleluya.
Evangelio Lc 11, 1-13
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.
Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: ‘Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle’, y desde adentro él le responde: ‘No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos’. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!”.
Palabra del Señor.
Comentario
“El hermosísimo capítulo 11 de Lucas, sobre la oración, comienza relatando que Jesús estaba a solas orando a la mañana temprano. ¡Qué misterio éste de un Dios que reza! Que se levanta temprano para ponerse de cara ante su Padre. ¿Cómo debería ser el rostro de Jesús en oración, para que un discípulo anónimo, no se sabe quién, diga ‘Yo quiero eso’? ¿Cómo hacés para tener ese rostro? Y le pide: ‘Enséñame a orar’.
Oración introductoria
Padre, gracias por tu misericordia, por darme lo mejor para aunque a veces no sea lo que yo espero. Toco a tu puerta, insisto que me abras, siempre te pido, pero tu enseñame a saber pedir lo mejor para mi.
Petición
Pidamos la gracia de aprender a apreciar el valor de la oración, allí vemos el amor de Dios por nosotros, y lo único que tenemos que hacer en esta vida es amarle como correspondencia.
Meditación
1.- “Dios es justo y misericordioso. Abraham es considerado como “amigo de Dios”, porque en él deposita el Señor su confianza. Por eso, Dios revela a Abrahán los planes que tiene sobre la ciudad de Sodoma. Pero el conocimiento que tiene Abrahán de esa revelación le lleva a interceder por éstos delante de Dios. La conversación amistosa de Abrahán con el Señor muestra que Dios rige el mundo con soberana justicia y preocupado por la causa de los débiles y excluidos. Dios está dispuesto a perdonar si se arrepienten y va cediendo ante la insistente intercesión de su amigo Abrahán. Este regateo y esta condescendencia revela hasta qué punto la justicia divina está llena de misericordia. Dios sabe perdonar a los pecadores por amor a los justos y, de ningún modo, es su intención que paguen justos por pecadores.
2.- Un Dios que nos ama porque es Padre nuestro. Jesús nos enseña cómo debemos dirigirnos al Padre y qué es lo que tenemos que pedirle en nuestras oraciones. El cristiano no ora tan sólo porque sienta necesidad de hacerlo, sino porque Cristo le ha dicho que lo haga, porque está en comunión con él y con su Padre. La condición esencial de la oración, es pues, la obediencia y la fe que permiten estar unido al Padre; no es ya una cuestión de actitudes o de contenido sino de confianza íntima y desinteresada que no depende, en última instancia, ni de la calle ni de la habitación, ni de oraciones cortas o largas, ni del individuo ni de la comunidad, sino tan sólo de la convicción de tener un Padre y de la obediencia a Cristo que nos dice que le hablemos en su nombre. Santa Teresa escribe que le bastaban las dos palabras “Padre nuestro” para hacer una larga oración... un Dios Padre... un Dios que nos ama.
3.- Le alabamos, le pedimos ayuda, pedimos perdón y que nos aparte del mal. Es la oración más completa que podemos rezar. Pero hemos de hacerlo meditando cada expresión pausadamente. Cuando decimos "que estás en los cielos" no nos referimos a un lugar. Quiere decir que Dios está por encima de todas las cosas terrenas, más allá de nuestro mundo visible. A este Dios santo, que es el totalmente Otro, cuya grandeza no podemos imaginar, le podemos llamar Padre y le alabamos diciendo “santificado sea tu nombre". El nombre se identifica con la persona. Este Dios inalcanzable se ha dado a conocer. Pedimos que se manifieste, se dé a conocer cada vez más y cumpla sus promesas. Las dos peticiones siguientes “venga a nosotros tu reino” y “hágase tu voluntad” insisten en la misma idea de colaborar con él en la instauración de un mundo nuevo. En el Padrenuestro también pedimos el pan cotidiano, que llegue a todos los hombre de una vez para siempre. Pedimos perdón, pues todos somos pecadores. Prometemos que va nuestro perdón por delante. La súplica final en el evangelio de Lucas es que no nos deje caer en la tentación. Ahí está amenazante el peligro de engañarnos a nosotros mismos buscando la felicidad por caminos equivocados. Mateo añadirá “líbranos del mal”, tal como decimos en el padrenuestro que rezamos hoy. Al rezar el padrenuestro estamos poniéndonos en manos de Dios con confianza filial para que nos guíe por el camino adecuado.
4.- La eficacia de la oración. La parábola del amigo suplicante de ayuda quiere mostrar únicamente la eficacia de la oración dirigida al Padre. No debemos entenderla como si una petición repetida hasta la saciedad doblegara, por ello mismo, la voluntad de Dios y lo pusiera a nuestra disposición. Dios sigue siendo Dios por encima de la oración del hombre, siempre soberanamente libre, pero la insistencia en la oración, la oración continuada, es una señal de una buena oración, de una fe y de una esperanza que son don de Dios. Y si Dios nos concede ese modo de orar, también nos dará lo que le pidamos. La oración es eficaz por la bondad del Padre, no por nuestra insistencia o por nuestros méritos. Si ya los hombres, siendo malos como son, no engañan a sus hijos y les dan lo que les piden, con mayor razón el Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. ¿Qué otra cosa pide el hombre, cuando pide cualquier cosa, que no sea la vida eterna? Pedimos pan, pero lo que deseamos de verdad no es el pan de cada día sino "el pan de vida", es decir, la vida en su plenitud. La oración constante es ya una prueba de que el Padre nos concede el Espíritu Santo y con él la vida eterna. Porque es el mismo Espíritu, que habita en nuestros corazones, el que nos anima a decir confiadamente: "Padre nuestro”..
Propósito
Voy a valorar la oración, dedicaré un momento de mi día, sin prisa ni distracciones. Pediré para que Dios me otorgue la fortaleza de aceptar lo que Él me mande aunque no sea lo que yo espero, confiando en Dios, mi Padre bueno.
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