Bocadillos espirituales para la Pascua: Miércoles de la Octava de Pascua

“Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó”. (Lc 24, 21)



“Nosotros esperábamos”.

Nosotros siempre esperamos que las cosas sucedan de otra manera.

Y las cosas deben suceder según los planes y proyectos de Dios.

Nosotros esperamos que las cosas sucedan como nosotros pensamos y como nosotros quisiéramos.

Y nos olvidamos de los gustos y proyectos de Dios.

Dios no suele andar siempre por nuestros caminos y prefiere que seamos nosotros quienes entremos por sus caminos.


Es lo que le sucede a Pedro cuando Jesús le anuncia por primera vez lo de la Cruz. Pedro no lo entiende.

Y Jesús se lo dice muy claro… “tus caminos no son los caminos de Dios”.


Y como nosotros seguimos esperando de Dios otra cosa, no somos capaces de descubrir la actuación de Dios.

Los dos discípulos de Emaús tenían su propia idea de cómo debía hacer y que debía hacer Jesús.

Y como siguen encerrados en sus criterios, no son capaces de abrirse al acontecimiento de la Pascua.


Nuestras grandes desilusiones vienen de que las cosas no suceden como nosotros las pensamos y las queremos.

La Pascua nos descubre que las cosas pueden suceder de otra manera diferente, incluso si a nosotros nos parece absurdo.


“Sería él el que iba a librar a Israel”.

Nosotros esperamos una salvación.

Y Dios se empeña en ofrecernos otra.

Nosotros empeñados en un estilo de liberación.

Y Dios nos ofrece una liberación diferente.

Sencillamente no coincidimos con Él.

Por eso caemos en el desaliento.

Por eso no entendemos los caminos de la Cruz como caminos de gracia y salvación. Dios nos ofrece una cosa y nosotros empeñados en pedirle otra diferente.

Lo suyo no nos gusta.

Ellos piensan en liberaciones políticas.

Y Dios piensa en la liberación integral del hombre.

Sobre todo, en esa liberación de las esclavitudes radicales del pecado.

Nosotros empeñados en los caminos de lo fácil.

Los caminos del poder.

Y Dios terco en sus caminos de Cruz, sus caminos de debilidad e impotencia.


No es fácil que se nos abran los ojos para ver la verdad de la Pascua, en tanto «nosotros sigamos pensando…»

La Pascua es:

la verdad de los caminos de Dios

y la mentira y falsedad de nuestros caminos.


Actitud para hoy:

¿Coincide mi modo de pensar con el modo de pensar de Dios?

¿La salvación que espero es la salvación que Dios me ofrece por los caminos de la Cruz o sigo esperando otra salvación diferente?


¿A qué obedece mi depresión, mi desilusión en esos momentos de dolor y sufrimiento?

¿No será que aún no he descubierto que también la Cruz libera a Israel?

¿No será que no hemos descubierto que los caminos del fracaso de la Cruz terminan en el triunfo pascual?


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo B, Pascua Tagged: decepcion, desanimo, discipulos, emaus, fe
23:41

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