Hoy me comentó una feligresa que venía a agradecer a Santa Eufemia un favor grande que le había obtenido, tras pedirselo en los días pasados de la fiesta patronal. Su hijo no encontraba trabajo ni bien ni mal. Se lo pidio a la Santa con mucha confianza en su intercesión y la semana siguiente a la fiesta llamaron al hijo para un trabajo bueno y fijo. Se ve que la fe y la intercesión de los santos sigue moviendo montañas ¡Gracias, Santa Eufemia!
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