Hace ocho años, en un día como hoy, viajaba yo de Guatemala a España en un viaje que duró más de lo previsto, pues tuvimos que hacer noche en San José de Costa Rica, debido a inclemencias del tiempo.
Recuerdo aquel viaje interminable muy vivamente, por la dura circunstancia de dejar una tierra que amo, y por el cansancio que me produce, de por sí, el viajar.
Ocho años después, bien asentado en mi tierra, sigo llevando en el corazón a los amigos que dejé en Centroamérica. Y encomiendo a diario sus proyectos y realizaciónes, que, gracias a Dios, superan, y mucho, lo que yo soñé mientras estuve a su lado.
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