Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Martes de la 30 a. Semana – Ciclo A

Señor de los Milagros

San Simón y San Judas Tadeo


“Subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles”.

(Lc 6,12-19)


En el Perú celebramos la festividad del Señor de los Milagros. En la liturgia universal recordamos a los apóstoles San Simón y San Judas.

Yo no creo que el Señor de los Milagros se me enfade porque dé preferencia a los Apóstoles. Al fin y al cabo son apóstoles de Jesús.



Para Jesús se trata de un momento importante:

Va a elegir entre los discípulos que le seguían a sus Doce Apóstoles.

Las doce columnas sobre las que fundamentará la Iglesia.

Las doce columnas que darán inicio al proceso de evangelización.

Las doce semillas de que la brotará socialmente la Iglesia.


Se trata de un momento decisivo.

Jesús no improvisa a las cosas.

Tampoco actúa movido por preferencias personales.

Necesita hacer un discernimiento espiritual y evangélico.


Para ello se prepara con una noche de oración.

Con una noche de diálogo con el Padre.

Como si le preguntará “¿a quienes has elegido, Padre?”

¿Cuál es la voluntad del Padre?

Antes de los grandes momentos y decisiones, Jesús ora.

Jesús entra en intimidad con el Padre.

Quiere cumplir la voluntad del Padre.


El siempre se sintió como “el enviado del Padre”.

El no vive de su voluntad ni de sus caprichos.

Y la elección de alguien significa entrar primero en el corazón de Dios.

Toda elección nace en el corazón de Dios.

Primero existimos en el corazón de Dios.

“Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”.

Y ahora cuando llama a alguien, primero nos llama en su corazón.

Son llamadas que no nacen de intereses particulares.

Son llamadas que nacen del amor y gratuidad del corazón de Dios.

Nuestro nombre sonó primero en el corazón de Dios.

Antes de hacernos sentir su voz que nos llama, Dios escuchó nuestro nombre en su corazón.

Y toda llamada es un “enviarnos también a nosotros”.

Toda llamada de Dios configura nuestra vida para siempre.

Antes de entrar en su Pasión, Jesús se pasa unos horas en oración.


Por eso Jesús se pasa la noche en oración escuchando al Padre.

Algo importante para todos nosotros.

Antes de tomar decisiones importantes: debiéramos orar.

Antes de responder a la llamada de Dios: debiéramos orar.

Antes de decidirnos: debiéramos orar.

Antes de decir casarnos: debiéramos orar.

Antes de engendrar a un hijo: debiéramos orar.

Antes de aceptar una responsabilidad: debiéramos orar.

Antes de anunciar el Evangelio: debiéramos orar.

Antes de sentarnos al confesionario: debiéramos orar.

Antes de celebrar la Misa: debiéramos orar.

Antes de confesarnos: debiéramos orar.


Porque la oración:

Es entrar en diálogo con Dios.

Es entrar en la búsqueda de la voluntad de Dios.

Es entrar en el plan de Dios.

Es decirle a Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.


Antes de tomar las grandes decisiones de nuestra vida, primero es preciso ponernos en sintonía con los planes y la voluntad de Dios.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Santos, Tiempo ordinario Tagged: apostoles, judas tadeo, señor de los milagros, simon
23:19

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