Del Vatican Insider
“La corrupción mata. No bajen los brazos y no pierdan la esperanza”. Fueron palabras del Papa dirigidas a ocho madres de la tragedia. Sus hijos ya no están físicamente, pero hoy las acompañaron en espíritu durante un encuentro íntimo con Francisco. Ellas perdieron a sus familiares en un fatal accidente ferroviario en la estación Once de Buenos Aires el 22 de febrero de 2012. El pontífice les expresó su apoyo en la búsqueda de justicia.
Por la mañana de este martes el grupo asistió a la misa privada del Papa en la capilla de la residencia vaticana de Santa Marta. Allí las mujeres le entregaron un primer obsequio, una estola litúrgica. A la misma casa regresaron por la tarde, para la audiencia privada que duró una hora.
“Fue sumamente emotivo, muy cálido y tranquilo, hablamos como si nos conociéramos de años. Él estaba muy informado de toda la lucha que hemos llevado adelante. La verdad que nos vamos reconfortadas, felices de haber tenido este encuentro, nos instó a no bajar los brazos. Nos llevamos el aliento para el resto de los familiares, la esperanza renovada y la decisión firme de no bajar los brazos hasta encontrar justicia”, dijo al Vatican Insider María Luján Rey, madre de Lucas Menghini, cuyo cuerpo fue hallado en el tren siniestrado sólo dos días después de la tragedia.
Luego de las presentaciones iniciales, el líder católico le preguntó a sus invitadas los detalles del juicio oral y público que se está llevando a cabo en los tribunales argentinos y por el cual están imputados diversos funcionarios públicos. Un violento choque del tren contra el inicio de las vías dejó 52 muertos (51 más un bebé en el seno materno) y más de 700 heridos.
“En un momento nos preguntó en qué podía ayudarnos a nosotras. Le agradecimos todo lo que hizo hasta acá por la tragedia, que para nosotros ha sido un montón, por habernos recibido tan cálidamente como lo hizo. Le pedimos que mediante la oración nos fortalezca y él nos pidió que recemos por él”, contó Mónica Bottega, mamá de Tati Pontiroli quien –casualmente- hoy estaría cumpliendo años.
Agregó: “Nos llevamos mucha tranquilidad y el saber que contamos con el apoyo incondicional de él, con la oración, esperándonos y escuchándonos, una atención por parte de alguien tan importante como el Papa a todos nos reconforta el espíritu. El dijo que se enorgullece por este grupo de familiares, por la lucha que hacemos y porque estamos haciendo un reclamo firme pero en paz, y eso hace falta, sin violencia”.
La reunión tuvo momentos conmovedores y otros de humor. Cuando las madres se peleaban por tomarse la foto con él, Francisco las retó “como a unas nenas”. De todas maneras se mostró accesible a posar y hasta permitió que le grabaran con una cámara casera un video con unas palabras para el resto de los familiares de las víctimas.
El pontífice se emocionó cuando le entregaron un cuadro con los rostros de todos los fallecidos. Firmó camisetas y calcomanías con el logotipo que simboliza la lucha por la justicia. También lo hizo con una cerámica, que será colocada en el memorial ubicado en el Anden 1 de la estación Once.
Al salir del encuentro Esther Bustamante apretaba firme contra su pecho una plancha de cartón. En él podía verse la foto de su hijo Federico, fallecido. Debajo se podía advertir la inconfundible firma de Francisco. “Todavía no lo puedo creer”, apenas atinó a decir. También estaban emocionadas las otras madres: Haydeé Allorio, Zulma y Elisa Garbuio, Noemí Florez y Daniela Garzón.
“Nos llevamos la tranquilidad de venir haciendo, como familiares de las víctimas, todo lo que está a nuestro alcance para que esto no se repita, el orgullo de haber conformado un grupo que –a pesar del dolor- nunca sintió ánimos ni de venganza ni de rencor, siempre la idea fue la de buscar justicia para que esto no vuelva a suceder y para encontrarle algún sentido, para que todos los argentinos puedan viajar en un tren digno, seguro. Para que en nuestro país los corruptos sean enjuiciados y condenados como debe ser, porque la corrupción nos mata y eso compartimos con el Papa Francisco, él opina exactamente igual”, explicó María Luján Rey.
Por su parte Mónica Bottega precisó: “Le dijimos (al Papa) que de alguna manera la sociedad debe ser reparada de este quiebre que tuvo y nosotros pensamos que la justicia es una de las formas de repararla. Cada una de nosotras tenemos otros hijos, por eso nuestra lucha es para cuidar la vida a quienes nos quedan y para cuidar a los hijos de toda la sociedad argentina. No queremos que este dolor lo cargue ninguna mamá… nunca más”.
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