No se trata en absoluto de una cosecha espiritual, que sería lo propio, sino de una auténtica cosecha agrícola producida por mi huerto parroquial. En la foto se aprecian los dos recimpientes llenos de granadas de la mejor calidad, que he repartido a familias necesitadas, que ya el año pasado se beneficiaron de estos frutos ¡Casi se colapsa el banco de alimentos!
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