OFICIO DE LECTURA - VIERNES DE LA SEMANA II - TIEMPO DE ADVIENTO
Del propio del Tiempo. Salterio II
V. Derrama, Señor, tu misericordia sobre nosotros.
R. Danos tu salvación, según tu promesa.
PRIMERA LECTURA
Año I
Del libro de Rut (2, 14-23)
REGRESO DE RUT JUNTO A NOEMÍ
Cuando llegó la hora de comer, Boaz dijo a Rut:
"Acércate, coge pan y moja la rebanada en la salsa."
Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció grano tostado. Rut comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. Después se levantó a espigar, y Boaz ordenó a los criados:
"Aunque espigue entre las gavillas, no la riñáis; y hasta podéis tirar algunas espigas del manojo y las dejáis; y no la reprendáis cuando las recoja."
Rut estuvo espigando en aquel campo hasta la tarde; después vareó lo que había espigado y sacó media fanega de cebada. Se la cargó y marchó al pueblo. Enseñó a su suegra lo que había espigado, sacó lo que le había sobrado de la comida y se lo dio. Su suegra le preguntó:
"¿Dónde has espigado hoy, y, con quién has trabajado? ¡Bendito el que se ha interesado por ti!"
Rut le contó:
"El hombre con el que he trabajado hoy se llama Boaz."
Noemí dijo a su nuera:
"Que el Señor lo bendiga; el Señor, que no deja de apiadarse de vivos y muertos."
Y añadió:
"Ese hombre es pariente nuestro, uno de los que tienen que responder por nosotras."
Entonces siguió Rut, la moabita:
"También me dijo que no me apartase de sus criados hasta que no le acaben toda la siega."
Y Noemí le dijo:
"Hija, más vale que salgas con sus criados, y así no te molestarán en otra parte."
Así, pues, Rut siguió con los criados de Boaz, espigando hasta acabar la siega de la cebada y del trigo. Vivía con su suegra.
RESPONSORIO Lc 1, 68, 70; 1Jn 4, 14
R. El señor ha redimido a su pueblo, * según lo habían predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
V. El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Año II
Año I
Del libro de Rut (2, 14-23)
REGRESO DE RUT JUNTO A NOEMÍ
Cuando llegó la hora de comer, Boaz dijo a Rut:
"Acércate, coge pan y moja la rebanada en la salsa."
Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció grano tostado. Rut comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. Después se levantó a espigar, y Boaz ordenó a los criados:
"Aunque espigue entre las gavillas, no la riñáis; y hasta podéis tirar algunas espigas del manojo y las dejáis; y no la reprendáis cuando las recoja."
Rut estuvo espigando en aquel campo hasta la tarde; después vareó lo que había espigado y sacó media fanega de cebada. Se la cargó y marchó al pueblo. Enseñó a su suegra lo que había espigado, sacó lo que le había sobrado de la comida y se lo dio. Su suegra le preguntó:
"¿Dónde has espigado hoy, y, con quién has trabajado? ¡Bendito el que se ha interesado por ti!"
Rut le contó:
"El hombre con el que he trabajado hoy se llama Boaz."
Noemí dijo a su nuera:
"Que el Señor lo bendiga; el Señor, que no deja de apiadarse de vivos y muertos."
Y añadió:
"Ese hombre es pariente nuestro, uno de los que tienen que responder por nosotras."
Entonces siguió Rut, la moabita:
"También me dijo que no me apartase de sus criados hasta que no le acaben toda la siega."
Y Noemí le dijo:
"Hija, más vale que salgas con sus criados, y así no te molestarán en otra parte."
Así, pues, Rut siguió con los criados de Boaz, espigando hasta acabar la siega de la cebada y del trigo. Vivía con su suegra.
RESPONSORIO Lc 1, 68, 70; 1Jn 4, 14
R. El señor ha redimido a su pueblo, * según lo habían predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
V. El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
R. Según lo habían predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas
Año II
Del libro del profeta Isaías 27, 1-13
DE NUEVO ES CULTIVADA LA VIÑA DEL SEÑOR
Aquel día, castigará el Señor con su espada grande, templada, robusta, al Leviatán, la serpiente huidiza, al Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al monstruo del mar. Aquel día, le cantaréis a la viña deliciosa: «Yo, el Señor, soy su guardián. Con frecuencia la riego, para que no caiga su follaje; de noche y de día la guardaré. Ya no me enfado más: Si brotan zarzas y cardos, saldré a luchar contra ellos, los pisotearé y los quemaré todos a una. A menos que se acojan a mi protección y hagan la paz conmigo, sí, que hagan conmigo la paz.»
Llegarán días en que Jacob echará raíces, Israel echará brotes y flores, y sus frutos cubrirán la tierra. ¿Acaso lo ha herido como hirió a los que lo herían? ¿Acaso lo ha matado como mató a los que lo asesinaban? Lo ha castigado con el destierro y la dispersión, arrollándolo con viento impetuoso, como al tamo cuando sopla el viento del este.
Con esto se expiará la culpa de Jacob, y todo el precio para el perdón de su pecado será que despedace las piedras de sus altares como piedras de cal pulverizadas y que ya no erija cipos ni estelas. La plaza fuerte ha quedado solitaria, como mansión desdeñada, abandonada como un desierto. Allí pastan los becerros, se tumban y comen la maleza. Cuando se seca el ramaje es hecho astillas, vienen mujeres y le prenden fuego. Por ser éste un pueblo insensato, por eso, su Hacedor no se compadece de él, su Creador no le otorga su piedad.
Aquel día, el Señor trillará las espigas desde el Gran Río hasta el Torrente de Egipto; pero vosotros, israelitas, seréis recogidos uno a uno.
Aquel día, el Señor tocará la gran trompeta y vendrán los dispersos del país de Asiria y los prófugos del país de Egipto, para postrarse ante el Señor en el monte santo de Jerusalén.
RESPONSORIO Cf. Mt 24, 31; Is 27, 13
R. Enviará el Señor a sus ángeles con sonoras trompetas * y reunirán a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el uno al otro confín del mundo.
V. Y vendrán para postrarse ante el Señor en el monte santo de Jerusalén.
R. Y reunirán a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el uno al otro confín del mundo.
SEGUNDA LECTURA
Del tratado de San Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 5, 19, 1; 20, 2; 21, 1: SC 153, 248-250. 260-264)
SOBRE EVA Y MARÍA
Cuando vino Dios visiblemente a sus creaturas y fue sostenido por esta creación que es por él mismo sostenida, expió aquella desobediencia cometida bajo un árbol, por medio de la obediencia efectuada sobre otro árbol, y destruyó así la seducción con que fue vilmente engañada aquella virgen Eva, destinada ya para un varón, con la verdad que le fue venturosamente anunciada por el ángel a la Virgen María, ya también prometida a otro varón.
Y así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquélla fue inducida a no obedecer a Dios, así ésta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva.
Al renovar profundamente el Señor todas las cosas, declaró la guerra a nuestro enemigo, aplastó a aquel que en un principio nos había hecho cautivos en Adán y pisoteó su cabeza, según lo que, en el Génesis, Dios dice a la serpiente: Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.
Con ello se anunciaba que aquel que debía nacer de una mujer Virgen, hecho hombre como Adán, aplastaría la cabeza de la serpiente. De esta descendencia habla el Apóstol, en la carta a los Gálatas, cuando dice: La ley mosaica fue puesta por Dios hasta que viniese la descendencia a quien se habían hecho las promesas.
Má claramente aún lo demuestra, en esa misma carta, al decir: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. El enemigo no hubiera sido vencido con justicia si el hombre que lo venció no hubiera nacido de una mujer, pues ya desde el comienzo se opuso al hombre, dominándolo por medio de la mujer.
Por eso el Señor afirma que él es el Hijo del hombre, el hombre por excelencia, el cual resume en sí al linaje nacido de mujer, de modo que, si nuestra especie bajó a la muerte a causa de un hombre vencido, por un hombre victorioso subamos de nuevo a la vida.
RESPONSORIO Cf. Lc 1, 26. 27. 30. 31. 32
R. Fue enviado el ángel Gabriel a una virgen desposada con un hombre llamado José, para anunciarle el mensaje; y se turbó la Virgen ante su resplandor. «No temas, María, porque has hallado gracia e los ojos de Dios: * Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.»
V. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre y reinará en la casa de Jacob para siempre.
R. Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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