Después de la Batalla de la Pileta, después del Evento No-tengo-sueño, después de ponerme un plato en Nochebuena y otro el día de san Esteban que son antológicos en la lista de platos que no me gustan, mañana el artículo 155 cesará en mi casa: marchan a Zaragoza.
Cuando le he comentado a mi madre lo poco que me gusta el plato que ha puesto hoy en la comida, ha dicho con inocencia: Ah, pues no lo haré más. Me he callado y he pensado: “Sí, claro, hasta la próxima navidad”. Si a sus 72 años todavía no sabe las cosas que menos me gustan, evidentemente, se trata de una batalla perdida. Eso sí, la lista de los diez platos que menos me gustan se reiteran durante las navidades con una regularidad invariable.
Bueno, mañana acaba el artículo 155 en esta casa. El traspaso de poderes será oficial cuando recobre la posesión del mando de la televisión. La venida de mi madre a casa me recuerda un poco al comienzo de El león en invierno.
Os pongo el maravilloso tema principal de su banda sonora:
Esto no es una banda sonora más. Es una música grandiosa.
La aparición de Leonor de Aquitania por el río al comienzo de la película es una escena que se grabó en la memoria de mi infancia, junto con una música que parecía de cuento de hadas. La imagen de a cabeza de dragón de la barca normanda se quedó en mi retina para siempre. A mis diez años de edad no entendí nada de la compleja trama que se desarrollaba, pero tenía la seguridad de que estaba viendo cine con mayúsculas aquella noche de Sábado Cine.
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