En los pequeños pueblos es inútil pretender organizar la vida parroquial con esquemas trasplantados de la ciudad. Aquí una persona es respuesta, dos éxito y tres multitud. Nuestra vida parroquial se nutre de la misa diaria, dos días en cada pueblo, la misa dominical, y los recursos que nos ofrecen la religiosidad popular y las tradiciones propias de cada lugar, con origen netamente católico y siempre necesitadas de evangelización y purificación para que sean lo que deben ser. Junto a esto, la atención a los niños –escasísimos-, la cercanía a algún joven, visita a enfermos, pasear por el pueblo… En fin, esas cosas.
En Braojos de la Sierra, el mayor de los tres pueblos que atiendo como párroco, con un censo de doscientas personas, de las que en invierno vivirán en el pueblo en torno a las ciento cincuenta, mantienen tradiciones religiosas impactantes. Un día hablaré de la minerva, pero hoy quería presentar la pastorela.
Lo que aquí se llama “la pastorela” es un baile de pastores en la noche de la nochebuena, que tiene su origen a fines de la edad media, posiblemente en los siglos XIV – XV. Son los pastores los que acuden al templo y honran al niño Dios con un sencillo baile, una especie de jota reposada, siguiendo los cantos de las mujeres del pueblo, que se acompañan con pandero, hierros, botella y arrabel. Los pastores acuden ataviados con sus ropas de pastor. Las mujeres, con su traje serrano.
En la actualidad la pastorela se baila en la noche de nochebuena y los días de Navidad, Año Nuevo y Reyes en la misa de las 13 h. Los pastores danzan durante los cantos de kyrie, gloria, credo, sanctus y agnus, y en la adoración del niño al final de la misa.
Lo he podido vivir en nochebuena y Navidad. Los pastores permanecen de pie ante el altar durante toda la misa. Respetuosísimo el baile. Como detalles, por ejemplo, ver arrodillarse a los pastores en el credo al “incarnatus est”, así como en el momento de la consagración. Como detalle curioso, les sugerí la posibilidad de sentarse durante la homilía. Su respuesta: no, nuestra costumbre de siglos es permanecer de pie toda la misa.
La pastorela, como todo, puede mantener su carácter religioso o convertirse en acontecimiento folklórico. Por supuesto. Estos días hay gente que acude a misa para ver a pastorela. Perfecto. Cosa de la parroquia y de su párroco será ofrecer una celebración de la eucaristía digna, religiosa, solemne, cuidar la predicación y hacer entender que esas tradiciones seculares tienen sentido como expresión de la fe en el Hijo de Dios. Son tradiciones de siglos que siguen siendo útiles para congregar, acercar, predicar. Rechazarlas, ¡no digamos suprimirlas! solo serviría para acabar con una tradición, una forma de estar con la gente y aprovechar que vienen a la parroquia y, de paso, montar un conflicto vecinal que no merece la pena.
Si se animan a celebrar con nosotros el día de año nuevo o la epifanía, sepan que en la misa de las 13 h., en Braojos, celebraremos el misterio de la Navidad bailando y cantando al Hijo de Dios.
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