Poco tiene que ver el espíritu olímpico, basado en el esfuerzo y la superación, con el plan trazado por Marieke Vervoort, atleta paralímpica que tras participar en los Juegos de Río tiene previsto someterse a la eutanasia. Banalizada, la vida tiene muy poco valor en Bélgica, país que tolera esta práctica suicida y que permitirá a Vervoort cumplir sus deseos a la vuelta de Brasil. Más allá del ámbito deportivo, los valores que transmite el movimiento olímpico son muy distintos. Miles de atletas discapacitados, apasionados de la vida y el sacrificio, están preparados para demostrarlo.
abc.es
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