Francisco concluyó su catequesis sobre la misericordia en el Antiguo Testamento en una concurrida audiencia general.
A pesar del fuerte dispositivo de seguridad, la afluencia de peregrinos fue grande y el clima del encuentro mantuvo su particular tono festivo.
Francisco reflexionó sobre uno de los salmos más famosos, el "Miserere”: un canto dedicado al arrepentimiento. El perdón, señaló el Papa, es la verdadera necesidad del hombre y el único que puede perdonar su pecado, por muy grande que sea, es Dios.
FRANCISCO
"De cualquier cosa que nos podamos reprochar, Él es todavía más grande que todo, porque Dios es más grande que nuestro pecado”.
El Papa señaló que el perdón de Dios es real. Es un perdón que elimina por completo el rastro del pecado porque la reconciliación es plena. Dios no es rencoroso.
FRANCISCO
"No esconde el pecado, lo destruye. Lo borra, pero lo borra desde la raíz. No como hacen en la tintorería cuando llevamos un vestido y quitan la mancha. No. Dios elimina nuestro pecado desde la raíz, totalmente”.
El Papa concluyó señalando que el pecador perdonado tiene ante sí una importante misión: la de ayudar a los demás a no pecar más porque todos, concluyó, necesitan de la misericordia de Dios.
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