China, contra los valores occidentales
La apelación a los valores nacionales es a veces el modo de mantener a raya la influencia de valores extranjeros que se consideran perjudiciales… sobre todo para el gobierno. Es el caso del régimen chino, que en los últimos meses ha emprendido una campaña para erradicar los “valores occidentales” de las universidades y reforzar el control ideológico sobre los estudiantes. El ministro de Educación, Yuan Guiren, ha recurrido a un lenguaje de batalla ideológica, para denunciar “la infiltración de fuerzas enemigas”, que difunden conceptos occidentales al insistir en la democracia, la separación de poderes, la importancia de la sociedad civil, la libertad de expresión o una visión individualista de los derechos humanos.
Para atajar esta influencia malsana, ha pedido que las universidades den prioridad a la enseñanza del marxismo, la lealtad ideológica al partido y las directrices del presidente Xi Jinping. La preocupación eminentemente política de estas medidas queda más clara cuando pide que se evite “la difamación de los líderes del partido o comentarios que desacrediten el socialismo en las aulas universitarias”.
India: ¿Orgullo nacional o hinduista?
En la “mayor democracia del mundo”, la India, también se habla más de valores desde que el pasado verano ganó las elecciones Narendra Modi, líder del nacionalista Bharatiya Janata Party. A partir de entonces los grupos hinduistas han extendido su influencia en el gobierno, especialmente en las políticas de educación.
Guía de valores británicos
En el Reino Unido, la apelación a los “British values” ha surgido ante el temor de que se contagie el fundamentalismo islámico.
La campaña partió a raíz de un supuesto intento de infiltración del islamismo radical en escuelas de Birmingham. Aunque nunca se demostró que hubiera tenido éxito, el entonces secretario de Educación anunció que se llevarían a cabo inspecciones sorpresa en todo tipo de colegios para examinar si se enseñaban “valores británicos”.
Los valores republicanos en Francia
En Francia, tras los atentados contra Charlie Hebdo y el supermercado judío, el gobierno ha advertido que la integración de la juventud musulmana deja mucho que desear, y es el caldo de cultivo del radicalismo islámico. El tema es especialmente preocupante en Francia, el país europeo con más población musulmana, y desde el que más yihadistas han viajado a Siria e Irak.
Y, como suele suceder en estos casos, el presidente Hollande y el primer ministro Valls han pedido a la escuela reforzar la enseñanza de los “valores republicanos”, que deben caracterizar a un buen ciudadano francés. La idea convencional es que estos valores están por encima de cualquier diferencia de etnia, clase o religión.
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