Me uno al dolor de esta querida familia, numerosa y siempre acogedora, que ha dado dos hijos sacerdotes y que hoy sufre por la pérdida del padre de familia, Don Vicente Poz. Que descanse en paz y que su generosidad y ejemplo quede como la mejor herencia para sus hijos y nietos. Nunca olvidaré tantos felices momentos compartidos en ese hogar de Panajachel y en el Seminario de Sololá. Gracias por su impagable amistad. Que Dios le conceda un cielo muy grande y que la Virgen le de un gran abrazo de bienvenida ¡Descanse en Paz!
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