Pendientes de un hilo
Eso solemos decir: que tenemos muchos asuntos pendientes. ¿De dónde penden esos pendientes? Todas las noches, al hacer examen, se me agolpan en la conciencia. Cada día son más. No sé lo que será “la satisfacción del deber cumplido”; quizá consista sólo en poner a buen recaudo las cosas que uno ha dejado incompletas.
Siempre me digo que no he tenido tiempo, que quizá mañana… Ahora mismo, mientras escribo estas líneas trato de recordar una idea que me ha venido a la cabeza mientras conducía, para escribir un artículo o algo más. Era algo sobre el odio y la impureza. Ha sido como un fogonazo que me ha hecho entender con luz nueva un punto de Camino que sé de memoria desde hace cincuenta años.
He llegado a casa, he abierto el ordenador y la idea se me ha escapado Dios sabe por dónde. Es una idea pendiente. Seguro que volverá cuando menos lo espere.
Me pregunto cuántos asuntos pendientes dejaré aquí abajo el día que el Señor me llame.
No me inquieta nada; en el fondo resultará divertido.
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