Ayer hablaba de Venezuela, pero es que, cuando hace años hablé de él en mi Carta a Maduro(el post más leído de la historia de este blog), no me imaginaba que iba a tener a una persona pagada para atacarme en mi blog treinta o cuarenta veces al día, durante meses. Y como seguí hablando de Venezuela, de tanto en tanto, el troll lleva dos años.
Lo de tener a alguien que te insulta y te denigra de forma profesional cada día ha sido toda una experiencia. Cuando digo “de forma profesional”, me refiero a que es una persona pagada que busca cómo puede hacerte más daño.
Después me enteré que esta táctica la usa el régimen con más personas, seleccionándolas y persiguiéndolas sin descanso durante meses o años. Qué tremendo es gobernar de esta manera. Mantenerse en el Poder a costa de lo que sea.
Ahora que estoy acabando mi novela sobre el faraón de Moisés, puede parecer que el faraón era demasiado terco. Pero no, en nuestra generación comprobamos como este tipo de terquedad existe. No ceder, a costa de lo que sea.
Cuando se llega a ese punto, ¡a costa de lo que sea!, es cuando Dios añade: “Muy bien, así sea”.
La opresión máxima del prójimo es un reto a su Creador. Y, cuando uno reta a Dios de esa manera, es cuando el Todopoderoso actúa de un modo igualmente poderoso. Es entonces cuando el poder del odio se ve desbordado por el Poder a secas, el Poder divino.
El Todopoderoso puede hacer que la opresión se hunda de un modo épico, a veces lo hace, o puede hacer que todo se hunda con el aleteo de una mariposa. Le basta una sola célula (que se maligniza) para que todo cambie. Eso es lo que tiene disponer de todo el poder, puede el mayor poder humano hundirse con el aleteo de una mariposa.
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