Damos a conocer un macroestudio que ha revisado los datos de más de 55.000 jóvenes de países como Inglaterra, Escocia, Sudáfrica, Chile, Kenia, Tanzania, Zimbabwe o Malawi, y que ha realizado un seguimiento que va desde el año y medio hasta los siete años. Es decir, una muestra amplia y duradera en el tiempo.
La conclusión a la que llegan los expertos es devastadora para los promotores de estos programas educativos: no reducen el número de embarazos ni las enfermedades de transmisión sexual, es más, no tienen ningún efecto en los jóvenes.
¿Los jóvenes están mejor informados? Sí, pero los jóvenes también están recibiendo un bombardeo de mensajes de carácter sexual que anula esta información. Todo vale, todo se permite, la clave es el deseo y el único freno que se les ofrece es el preservativo. Y esta política se demuestra claramente ineficaz. Como decía Orwell, "hemos caído tan bajo que atreverse a proclamar lo obvio se ha convertido en el deber primordial de todo ser inteligente".
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