El Amor de Thäis

Pasé de ella. Tengo que reconocer que no me interesó lo que contó Anne-Dauphine Julliand cuando dio una conferencia en Madrid en 2012. Ese día también hablaban los protagonistas reales de la película “Intocable” y solo tuve ojos y oídos para escuchar su historia. Todo tuvo lugar en el congreso “Lo que de verdad importa”.
La vida da vueltas -a veces vueltas caprichosas- y hace unos meses vi la portada de “Llenaré tus días de vida” en un catálogo de libros que recibimos en casa cada tres meses. Ojeé y hojeé páginas y páginas de aquella revista y no encontré nada que me llamase la atención. Solamente aquella portada del libro escrito por Anne-Dauphine Julliand.
Además estaba enmarcado en una sección que decía “elige un libro y lo imprimimos para ti”. Es decir que ya estaba fuera de lanzamiento editorial e iban a retirarlo del catálogo. Quizá, junto a “Hasta la cumbre”, de Pablo Domínguez Prieto, éste es uno de los libros más bonitos que he leído en mi vida.

Habla de Thäis, la segunda hija de Anne-Dauphine. Una niña a la que con pocos años de vida le diagnostican una rara enfermedad llamada leucodistrofia metacromática que va a llevarla a la muerte en pocos años. Sus padres toman una bellísima decisión: ya que no podemos dar más días a tu vida, llenaremos tus días de vida.
No voy a desvelar los detalles del libro. Creo que todo el mundo debería leerlo, enseña muchas cosas relacionados con la cotidianidad del pequeño detalle. Entre todas sus páginas marqué una que contiene un párrafo que deseo compartir. Dice lo siguiente:
“Confieso que hasta ahora, todas las noches, al oscurecer, no podía evitar pensar: ‘Nos queda un día menos con ella’. Ahora, cuando se haga la oscuridad, quiero poder decirme: ‘Hoy hemos vivido un día más con ella‘. Solo es una cuestión de perspectiva , pero lo cambia todo. Vamos a disfrutar de Thäis. Hasta el último momento. Después tendremos el resto de nuestra vida para hacernos a la idea de su ausencia”.
La perspectiva lo cambia todo en nuestro día a día. Durante toda la narración, Anne-Dauphine concluye muchos de sus párrafos con la frase “si supiéramos…”. Yo me preguntaba por qué escribía eso. La propia autora me lo desveló en la penúltima página escribiendo un “lo sé”. Anne-Dauphine descubrió el Amor de Thäis. Yo también, y con los ojos humedecidos. Háganse un favor, lean el libro.

pablohbreijo.wordpress.com


05:27

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