El escritor australiano Morris West, autor de la famosa obra “Las sandalias del pescador” decía: “el ejemplo es una lección que todos los hombres pueden aprender”.
La conducta éticamente ejemplar no necesita de grandes discursos. Cualquiera es capaz de aprender del ejemplo sin explicación alguna. Los ejemplos atraen, seducen, tienen un magnetismo especial.
Las palabras nos ayudan a discurrir y pensar, los ejemplos nos invita directamente a la imitación. El ejemplo es la palabra buena hecha acto, es la cristalización de la recomendación ética.
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