Copio algunos párrafos significativos de su "carta al Pueblo de Dios que peregrina en Barcelona", que muestran el gran corazón del que ha sido hasta hoy mi obispo diocesano:
"No vengo a imponer nada, vengo a ofreceros mi amistad y a abriros mi corazón"
"Hay una gran desproporcionalidad entre mi pequeñez y la grandeza de esa archidiócesis, rica por grandes obras realizadas a lo largo de su historia, por la gran santidad en muchos de sus miembros, por las grandes personas que han realizado una importante labor evangelizadora y por los grandes pastores que han guiado esa Iglesia".
"Todavía hoy me pregunto: ¿Por qué se han fijado en mí? Y recordé lo que me dijo mi madre, con toda naturalidad y franqueza aragonesa, cuando le comuniqué que el papa me había nombrado obispo auxiliar de Zaragoza: "¿No había otro mejor que tú?"
"Lo primero que trataré de hacer es conoceros, acercarme a todos vosotros a fin de poder hacer míos vuestros gozos y vuestros sufrimientos, vuestros proyectos y deseos".
"Aunque nací en un pueblo cercano a Cataluña, Cretas (Teruel), en la comarca del Matarraña, y entonces diócesis de Tortosa, de lengua materna catalana, sin embargo mi vida de sacerdote y de obispo ha transcurrido toda ella en Aragón y La Rioja. Por eso tendré que dedicar un tiempo a bucear en vuestra historia y en vuestros proyectos e inquietudes".
"Os habéis comprometido -les dice a las autoridades- en una hermosa tarea, no siempre fácil, como es el servicio al bien común, a trabajar por el bien de todos, especialmente de los más pobres y necesitados. Por eso os digo que os admiro por esa misión que habéis asumido. Contad conmigo para ese servicio en pro de los más pobres y necesitados. Sabed que os acompaño con mi aprecio y oración".
Y termina con un saludo "a todos los barceloneses de cualquier creencia y convicción, de los que ya me siento próximo y conciudadano" a los que tiende su "mano amiga".
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