Aquí acaba el bello domingo. Tengo que esforzarme en santificar más el día del Señor. En honrar a Dios, honrando el día dedicado a Él.
Hoy me he dado un paseo espléndido y primaveral por un bosque. La amistad que me acompañaba era óptima. Qué buena amiga, que buena persona, tantos años que nos conocemos y siempre ahí, alegre, bondadosa.
El bosque hoy estaba insuperable. El verdor era exuberante. Los prados cubiertos de flores, con mariposas y bajo un concierto de trinos de pájaros
Después, por la tarde, he tenido una larga conversación telefónica con un amigo asturiano que es un santo. Por la noche, he tenido otra larga conversación telefónica con un sacerdote que es bastante pícaro, pero graciosísimo.
Además, he tenido que subir, justo después de la cena, al hospital a administrar la unción de los enfermos. A las seis de la tarde, he tenido misa en el convento y después he atendido a las personas que querían hablar conmigo y recibir la bendición.
Ha sido un día feliz y tranquilo.
Publicar un comentario