Cierta vez estando de viaje, me tocó subir escaleras y más escaleras a través de un trecho larguísimo y sumamente empinado que parecía no tener fin.
Noté que subía mejor al doblar un poco mi cuerpo y colocar la cabeza levemente hacia abajo. Al descender por el mismo camino, se dio lo contrario; bajaba más fácilmente si mantenía el cuerpo erguido y la cabeza derecha, levemente hacia arriba.
Al llegar, asomó una sonrisa a mi rostro al comparar lo sucedido con la vida misma. Es mejor ascender con una actitud de cierta humildad y resulta acertado también, bajar manteniendo la cabeza en alto. El hecho sencillo de realizar estas acciones me enseñó cosas profundas.
Que nadie olvide que en la vida como en el ajedrez, cuando el juego acaba, el rey y el peón vuelven a la misma caja. Humildad y dignidad, nunca soberbia. Dos buenas actitudes, a modo de receta, para todos:reyes o peones. dametresminutos.wordpress.com
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