Si la administración Obama, que baila al apresurado compás de la marcha LGTB, pretende condicionar las decisiones de los colegios a la inestable voluntad de niños y adolescentes; si aspira a ir de paladín de una no bien definida minoría, bien podría prestarle atención a otro grupo algo más amplio: el del 22% de estudiantes de entre 12 y 18 años que, sin distinción de sexo, sufren acoso escolar. ¿Concebirá Washington baños aparte para ellos, donde puedan mantenerse a salvo de los matones? ¿Y sectores separados de taquillas en las que estos no los encierren? ¿Y comedores donde no les arrojen la sopa a la cara?
No lo creo. Puestos a salvaguardar los intereses de las minorías, unas interesan más que otras. Aunque las que se lleven el premio no puedan aportar números fiables.
No lo creo. Puestos a salvaguardar los intereses de las minorías, unas interesan más que otras. Aunque las que se lleven el premio no puedan aportar números fiables.
La Administración Obama ha emitido una directiva para todos los colegios públicos del país, en la cual les insta a permitir el acceso de los menores al servicio sanitario del “género” con el que estos se sientan identificados. La iniciativa no es ley, pero coloca a la escuela en la disyuntiva de aplicarla forzosamente o arriesgarse a perder fondos federales por “discriminar” en razón del sexo. Por ello, 11 estados acaban de demandarla ante un tribunal de Texas.
La “guía” de la Casa Blanca llega precisamente cuando en el gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, esquiva como puede los dardos que le lanzan lo mismo Bruce Springteen que grandes empresas como el Deutsche Bank, Starbucks, Yahoo, etc., y hasta el Departamento de Justicia. Su “falta grave”, que le ha merecido varios boicots al estado, es haber firmado una ley para que los menores, en sus colegios, usen exclusivamente el baño que les corresponde según su sexo biológico. No el “género sentido”, el “supuesto”, el “deseado”, etc., sino… ¡el que tienen!
Aceprensa
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