El hallazgo de una serie de inscripciones en cerámica en la fortaleza de la antigua ciudad cananea de Arad, en el desierto de Neguev, en el sur de Israel, arrojan luz sobre la posibilidad de que algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento fueran escritos incluso antes de la caída de Jerusalén en el 586 a. C. Así lo apunta un estudio elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv publicado en el último número de la revista científica PNAS.
Las hipótesis actuales más corrientes datan la escritura de los primeros textos extensos del Antiguo Testamento entre el 500 y 300 a.C. pero esta investigación adelanta esa fecha casi un siglo. Los investigadores han llegado a esta conclusión después de analizar la correspondencia entre un grupo de militares en fragmentos de cerámicas conocidos en el argot arqueológico como «ostracón». Las piezas fueron halladas en una de las habitaciones de la pequeña fortaleza de Arad datada unos 600 años a. C. y que, según los investigadores, albergaba entre 20 y 40 soldados.
Las inscripciones contienen órdenes militares relativas al movimiento de las tropas y el suministro de materiales durante la tormentosa época que desencadenó en la destrucción de la ciudad en manos de los babilonios.
La mayoría son peticiones de provisiones de parte de un soldado llamado Kittiyim a Eliasib, la persona encargada al parecer de la intendencia de la fortaleza. «Tráeme aceite, harina o marcha para tal sitio», se puede leer en algunas de estas notas escritas en hebreo y que reflejan normas y directrices cotidianas de la fortaleza. También se menciona «el rey de Judea» o «la casa de Jehová» en referencia al templo de Jerusalén.
A través del análisis de las grafías con un modelo matemático basado en algoritmos, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv han logrado descubrir que las 16 inscripciones encontradas pertenecían a 18 textos diferentes y estaban escritos por seis autores diferentes. Este hallazgo revela, según el estudio científico, «que todo el ejército -desde el alto rango de funcionarios hasta la intendencia de este puesto militar en medio del desierto- sabía leer y escribir, es decir, tenía capacidad para comunicarse por escrito». La investigación también sugiere que para sostener todo este aparato burocrático, tiene que «haber existido en Judea hacia el final del primer periodo del templo de Jerusalén, un adecuado sistema educativo».
La existencia de un elevado nivel de alfabetización unos 600 años a.C. llevó a los autores de este estudio a preguntarse si este hecho se puede relacionar con una posible primera versión escrita del Libro del Pentateuco (Antiguo Testamento). «Tenemos razones para creer que esta habilidad implicó la existencia de textos bíblicos puesto que hubo un público que podía apreciar estos escritos», explica a Efe Arie Shaus, doctorando de la Universidad de Tel Aviv y uno de los principales autores de la investigación.
Para Francisco Varo, profesor de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología en la Universidad de Navarra, los resultados del estudio son «sorprendentes», ya que si «las tablillas analizadas están bien datadas y el algoritmo utilizado funciona correctamente nos devuelve a unas hipótesis sobre la escritura del Antiguo Testamento mucho más tradicionales de las que se han venido haciendo en los últimos 20 años».
El profesor alemán Martin Noth fue uno de los primeros expertos en Antiguo Testamento en situar la redacción de estos textos en el 550 a. C., una fecha muy próxima al estudio de la Universidad de Tel Aviv. Su hipótesis presentada en 1948 sigue siendo hoy muy discutida. «Se trata de un tema muy debatido desde hace décadas. A medida que se fueron haciendo estudios arqueológicos y críticos se ha ido retrasando la composición del Antiguo Testamento y acercándolo a nuestro tiempo», recuerda Varo a este periódico.
El único texto bíblico del que se ha encontrado un testimonio escrito más antiguo pertenece a la segunda mitad del s. VII a. C. y se trata de una bendición sacerdotal contenida en el libro de los Números y hallada en dos amuletos de plata. «Pero se trata de un texto pequeño datado una década antes de este estudio de la Universidad de Tel Aviv. No se han encontrado en esa fecha textos extensos del Antiguo Testamento», explica Varo.
El profesor Carlos Segovia, experto en Estudios Islámicos en Saint Louis University y profesor asociado de Estudios Religiosos en la Universidad Camilo José Cela pertenece justamente al grupo de investigadores que defienden que las primeros textos del Antiguo Testamento «en su gran mayoría fueron diseñados durante el periodo del exilio babilónico» y no antes de la caída del Reino de Judea como plantean los investigadores de la Universidad de Tel Aviv. «Era una manera de mantener viva la memoria y la esperanza para el retorno», explicaba.
En esta misma línea, Antonio Piñero, catedrático emérito de Filosofía Griega de la Universidad Complutense y especialista en estudios bíblicos señaló que «es ciertamente dudoso que existiera en aquella época un sistema organizado de enseñanza de tal modo que toda la población masculina estuviera muchísimo más alfabetizada que todos los pueblos de alrededor». «En el siglo I d. C. hay todavía razones suficientes para dudar de que un 10% de la población supiera leer y escribir por lo que es muy difícil que 500 años antes hubiera un sistema institucionalizado de manera tal que la alfabetización fuera generalizada», comentó.
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