He retirado esta tarde, con ayuda de mi fiel ayudante David, el palio con el que recorrió el Santísimo nuestras calles. Así se veía la Iglesia bajo el palio, que recuerda la nube que cubría el Arca de la Alianza en su peregrinar por el desierto.
Tras la gran celebración nos queda en el alma el regusto de lo bien hecho, la devoción acrecentada y los frutos que llegarán. Ha sido una hermosa celebración.
Siento no haber conseguido más fotografías, pero baste esta muestra, para hacerse una idea.
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