Mi agradecimiento sincero a mi compañero sacerdote, Don José Ignacio, por la ex ursión, la compañía y, sobre todo, estas fotos tan logradas. Ha sido una mañana genial e inolvidable.
Cómo hubieran gozado aquellos alumnos míos de Solola con estas maravillas que no necesitan explicaciones sino sólo disfrutar.
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