1.- No seas de los que a diario despotrican contra la vida. Protestar contra la vida no mejora la vida. La única manera de mejorar y hacer cada día más bella la vida es reconciliarse con ella. Aceptarla con ilusión y con cariño.
2.- No digas que “la vida es perra”. La vida es bella y es hermosa. La vida no se define por los problemas que tú vives en ella. Ella vale por sí sola. Un anciano, que “ya nada podía esperar de la vida” decía, “a pesar de todo, la vida es bella. Tengo ganas de vivir”. Reconcíliate con la vida.
3.- No digas que la vida es una desgracia. ¿Crees que el amanecer o el atardecer dejan de ser lo hermosos que son, por el hecho de que tú te levantes de mal humor o termines el día amargado? La desgracia no está en la vida sino en cómo tú te sientes frente a la vida. Reconcíliate con la vida.
4.- No digas que la vida es una carga insoportable. ¿Recuerdas el payasito de un cuadro cargando con un negrito en sus brazos? Al lado una leyenda dice: “no me pesa, es mi hermano”. La vida pesa, resulta una carga insoportable el día que la ves como tu enemiga. Trata de reconciliarte y ser amigo de la vida. La vida ya no te pesará. “es tu mejor hermana”.
5.- No digas que la vida está vacía. Hay muchas ollas vacías. Sólo esperan a que alguien las llene. Ellas están ahí. La vida está ahí. También ella está a la espera de que seas tú quien la llene. Las vidas vacías como las llenas dependen de ti. Reconcíliate con la vida y ya tendrás un poco más de vino dentro.
6.- No digas que la vida carece de sentido. Tu carro antes de ponerlo en marcha tampoco tiene dirección alguna. Eres tú quien debe orientarlo, guiarlo, conducirlo. El sentido se da. Las vidas, la tuya por ejemplo, tienen el sentido que tú quieras darle. Reconcíliate con ella.
7.- No arrastres la vida. Cógela en tus manos. Acaríciala. Ámala. Mímala. Y ya no serás tú quien la arrastres o la lleves. Verás que es la vida misma la que termina llevándote a ti. Tú llevas tu vida. Pero tu vida te lleva a ti. Reconcíliate con ella.
Clemente Sobrado C. P.
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