“La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!”. (Mt 6,19-23)
La realidad no es como es sino como la vemos.
Y el caso es que cada uno la vemos de una manera diferente.
Donde unos ven luz, otros ven oscuridad.
Donde unos ven esperanza, otros ven desilusión.
Donde unos ven futuro, otros no ven nada.
Resulta curioso cómo cada uno vemos las cosas.
Es que las cosas terminan siendo cómo las miramos.
Hay quienes todo lo ven oscuro.
Hay quienes todo lo ven imposible.
Hay quienes todo lo ven como un fracaso.
Hay quienes todo lo ven como muerto.
Pero tampoco faltan:
Quienes ven los fracasos como posibilidades.
Quienes ven la noche como la preparación para el amanecer.
Quienes ven el invierno como la posibilidad de la primavera.
Quienes ven la debilidad como la fuerza de las posibilidades de Dios.
Quienes ven el pecado como las posibilidades de la misericordia de Dios.
Quienes ven las sombras como el anuncio de la claridad.
Jesús es bien claro:
“Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz”.
“Si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras”.
Todo depende de la salud espiritual de nuestro corazón.
Los ojos son el órgano de la visión.
Pero quien ve de verdad es el corazón.
Por eso mismo existen:
Los pesimistas que todo lo ven negro.
Los optimistas que ven luz en la oscuridad.
Los pesimistas que todo lo ven mal.
Los optimistas que ven que aún en el mal hay mucho de bueno.
Los pesimistas que no ven sino defectos.
Los optimistas que en medio de la basura de los defectos descubren margaritas.
Los pesimistas que no ven futuro a la Iglesia.
Los optimistas que descubren que los problemas ayudan a rejuvenecer a la Iglesia.
Los pesimistas que se imaginan que Dios ha muerto.
Los optimistas que creen que Dios goza de buena salud.
Los ojos son los que miran, pero el corazón es el que ve.
Los ojos ven lo que el corazón los manifiesta.
Por eso mismo, Jesús nos dice:
“Porque donde está tu corazón, allí está tu tesoro”.
“La lámpara de tu cuerpo es el ojo”.
Pero el problema está en si tu ojo está sano o enfermo.
Y entonces tendremos que mirar a nuestro corazón.
Personalmente veo mucha basura en al la vida.
Pero también mucha vida incluso en la basura.
Y más todavía ahora que estamos reciclando la basura.
Dios fue el primer reciclador de la basura de nuestro corazón.
Dame, Señor, un corazón nuevo y todo lo volveré a ver nuevo.
Clemente Sobrado C. P.
Archivado en: Ciclo B, Tiempo ordinario Tagged: optimismo, pureza, santidad
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