No quería entrar en detalles respecto al 11S, pero, al final, voy a escoger un ramillete de asuntos dignos de ser comentados, porque el aquel desastre no fue un desastre más.
La primera gran cuestión fue la descoordinación de los cuerpos. Esto es muy llamativo. Porque éste es un tema que, desde hacía años, debería haber estado muy estudiado en una ciudad que siempre tuvo un peligro de recibir un impacto nuclear. Parece ser que los políticos debieron pensar que un impacto nuclear consistía en tres puntos consecutivos: el primero, que los cuerpos se desmaterializarían (algo así como en Mars Attacks); y el tercero, sentarse alrededor de una mesa a ver qué hacer. El segundo punto es el más importante, hacer un discurso.
Otro tema que solo se le ocurre a un botarate, es poner un centro de mando tan cerca de las Torres Gemelas que, cuando se derrumbó la primera, Giuliani contó (se lo oí a él mismo en un documental) cómo estuvo incomunicado durante un cuarto de hora, ocupado sólo en ver cómo salía de la ratonera, de visibilidad 0, en la que se había situado él y, bajo su mando, a todos los que estaban en centro de mando.
Además, una cosa fue salir de la nube él (un cuarto de hora), y otra muy distinta volver a constituir otro centro de mando.
Algo que me pareció inaceptable fue enviar a tantos bomberos escaleras arriba, a partir de cierto momento después del impacto, cuando era indudable, repito “indudable”, que ya sólo quedaba alrededor de media hora para que se derrumbara.
El colapso de la primera torre es algo que un bombero no tiene por qué saber que va a suceder, pero la gente en la cúpula de su departamento sí que tiene que saberlo.
De hecho es inaceptable también que tantísimos bomberos estuvieran alrededor de las torres cuando ya había pasado más de una hora del atentado y su derrumbamiento era ya cuestión de minutos. Esta dejación de funciones costó la vida a 300 bomberos.
Aquí acaba la lista de este post, aunque la lista real es más larga, pero creo que es suficiente para darse cuenta de que hay errores que son consecuencia no de una mala gestión, sino de una dejación de responsabilidades previa al atentado. Cosas muy elementales que debían haber estado previstas, en realidad, no estaban previstas.
Eso sí, Giuliani ahora, todavía el año pasado, sigue dando consejos en conferencias pagadas a precio de oro. Y, además, cuando se le ha pedido que haga algo de autocrítica, en el fondo, se ha limitado a cantar el himno americano.
¿Es malo Giuliani? No, simplemente es como el resto de los políticos: improvisación, planes a corto plazo, puestos de mando otorgados por mérito de historial político, etc, etc.
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