Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
La Iglesia Ortodoxa celebran su festividad el 25 de agosto. La Iglesia Católica tradicionalmente lo hacía el 4 de enero, hasta que el papa Pío IX la trasladó al 6 de febrero. En 1969, con la reforma del calendario de los santos de Pablo VI, san Tito pasó a celebrarse el 26 de enero, el mismo día que otro discípulo de Pablo, Timoteo.
Timoteo, a quien el libro de los Hechos de los Apóstoles describe como un «discípulo», «hijo de una mujer judía creyente y de padre griego» (Hechos 16:1), fue un cristiano del siglo I citado en numerosos pasajes del Nuevo Testamento, siempre asociado con la figura de Pablo de Tarso. Fue sin dudas uno de los más fieles colaboradores del Apóstol, tanto en sus viajes misioneros en los que formó parte del equipo misional paulino, como también en calidad de portador de sus mensajes o de sus epístolas, o incluso comitente de alguna de sus cartas auténticas, tal el caso de la Epístola a Filemón. Mencionado 6 veces en los Hechos de los Apóstoles, 17 veces en las epístolas paulinas, y 1 vez en la Epístola a los Hebreos, Timoteo tuvo sin dudas una marcada importancia histórica a los ojos del apóstol Pablo, quien llegó a considerarlo casi como un alter ego, como se infiere del gran elogio que traza de él en su Epístola a los filipenses, su comunidad dilecta:
Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo, para quedar también yo animado con vuestras noticias. Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de vuestros intereses [...] Vosotros conocéis su probada virtud, pues como un hijo junto a su padre ha servido conmigo en favor del Evangelio. (Pablo de Tarso, Epístola a los filipenses 2:19-22)
Más aún, el hecho de que Timoteo haya sido destinatario de dos escritos neotestamentarios, la Primera y la Segunda epístola a Timoteo escritas por Pablo o por autores que recurren a la autoridad de la tradición paulina (si se tratara de escritos pseudoepigráficos), muestra el relieve que Timoteo tuvo como pastor en el siglo I.
Según la Historia Ecclesiae (3 ,4) de Eusebio de Cesarea, Timoteo fue constituido obispo de Éfeso por el propio Pablo. Se lo venera como santo en la Iglesia católica y en la Iglesia ortodoxa. La información que se tiene sobre él proviene mayormente de la Biblia.
Tito (fallecido hacia el año 69) es un personaje bíblico, destinatario de la Epístola a Tito de san Pablo de Tarso y mencionado en otras de sus cartas. De origen griego, probablemente fue convertido al cristianismo por el propio Pablo, quien se dirigió a él con el apelativo de verdadero hijo en la fe común (Tt 1:4).
Pese a que no se menciona a Tito en los Hechos de los Apóstoles, de las epístolas de Pablo se puede deducir que Tito tuvo una relación estrecha con el apóstol y que le acompañó en sus viajes. En torno al año 50, Tito acompañó a Bernabé y a Pablo al Concilio de Jerusalén, donde se discutió sobre la libertad de adhesión a la ley hebrea para los nuevos conversos de origen pagano (Gal 2:9).
Por la Epístola a Tito se conoce que Tito había sido puesto al frente de la iglesia de Creta; posteriormente se encargó de la de Nicópolis en el Epiro.
Según la tradición, murió siendo obispo de Gortina, en Creta. En dicha ciudad se conservan las ruinas de una basílica dedicada a él. En la capital de la isla, Heraclión, tiene una iglesia bajo su advocación, en la que se conservan sus reliquias desde 1966 (anteriormente estuvieron en Venecia, donde se trasladaron durante el dominio turco de la isla de Creta).
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