De cuando Rafaela y Joaquina se quedaron in puribus

He manifestado en múltiples ocasiones mi debilidad por la religiosidad popular. Despreciada durante muchos años por considerarse floja, pobre, poco ilustrada, se pretendió reemplazar por algo mucho más serio, formativo, profundo. Decisión completamente antievangélica, por cierto, que olvidaba que Dios se manifiesta a los sencillos y se carcajea de los soberbios.

La religiosidad de Rafaela y Joaquina se nos hacía demasiado infantil y del todo prescindible, mientras que las paraliturgias de sor Purificación, Puri para la comunidad, las reflexiones de Manolo y los nuevos poemas de Tagore y Coelho el summum de la modernidad y la profundidad evangélica.

Seamos claros. Rafaela, Joaquina y toda su gente quedaron desnudas. Una fe, religiosidad si quieren que dirían los espabilados, compuesta de oraciones, novenas, signos, rezos que iban impregnando de fe el día a día de la gente, despreciada. A cambio, realmente la nada.

Me impresiona la fe de la gente sencilla que se ha mantenido gracias a esa religiosidad que, aunque en público apenas se note, en su privacidad sigue marcando y alentando su fe.

Pregunto en mis pueblitos por su fe y sus costumbres. Salen cosas. Ya lo creo que salen. San Andrés, la novena de la Inmaculada, pastorela en Navidad, San Vicente mártir, San Sebastián, Candelaria, San Blas… Y el Corpus, y San Antonio, el mes de mayo, el Carmen, San Agustín, la Virgen del Rosario. Antes se celebraba… se perdió…

Religiosidad considerada floja y del todo prescindible. Pequeño rescoldo, pero que si hay un pequeño soplo regala una vistosa y cálida llama que sorprende, alumbra y calienta.

Estamos poniendo en marcha en cada pueblo una capillita de la Virgen para la visita domiciliaria. Otra antigualla, ya saben, y ganas de sacar del baúl de los recuerdos cosas que han quedado del todo obsoletas. Puede ser. El domingo se ha bendecido y puesto en camino la primera capilla, de momento en Braojos.

Quizá haya gente que no tenga o haya perdido la costumbre de venir a la iglesia parroquial. No pasa nada. La Virgen acudirá a su casa. Seguro que algún avemaría caerá. Seguro que algo dejará ella. Y la gente quiere recibir a la Virgen en su casa.

Braojos de la Sierra tiene un padrón municipal de 201 habitantes. Pasan de cuarenta las familias que han pedido que la Virgen pase por su casa. Estará apenas 48 horas, y marchará a la siguiente. Oigan, que cuarenta familias son más de medio pueblo. Pues bendito sea Dios.

Este próximo domingo haremos lo propio en La Serna del Monte -77 empadronados- y con varias familias que quieren colaborar. En Gascones, 171 empadronados, también comenzamos en unos días.

Ha sido nombrar a la Virgen y decir que iría a casa… y ahí tenemos la respuesta. Esto es la fe de la gente sencilla. Ahora merece la pena pensar quiénes acogen estas formas de vivir la fe y quiénes las rechazan. Y luego nos leemos eso de “Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla”. 

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03:30

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