La Espada de Estado a su llegada al Parlamento


Mientras trabajo, siempre escucho música. Desde ayer, estoy escuchando música de la época Tudor; incluida la banda sonora de Ana de los mil días. No es la primera vez que lo hago. La música me retrotrae inconscientemente al drama de Enrique VIII. De manera que esa música, incluso la alegre, se torna un adagio de una profundidad abismal. 

No puedo dejar de pensar en la tragedia de esa generación y las consecuencias para la Historia de la Humanidad. Incluso con una Centroeuropa protestante, si Inglaterra se hubiera mantenido católica, la Historia hubiera sido pero que muy diferente.

Menudo drama: ¡una sola persona! El misterio de la Iglesia dividido, ultrajado, confinado en su expansión. Las películas sobre esa época tienen para mí un valor hipnótico. Es como ver una tragedia griega de la que nunca te cansas. Una sola persona, un imperio, la Historia siguiendo ya otro rumbo.


¿Habrá suficientes lágrimas para llorar lo que debería haber sido el curso natural de la Historia? Los siglos tomaron otra dirección. Ni siquiera cuatro siglos han sido suficientes para enderezar las decisiones de una sola persona. Éste es un buen ejemplo para entender el pecado original.

Let's block ads! (Why?)

17:30

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

SacerdotesCatolicos

{facebook#https://www.facebook.com/pg/sacerdotes.catolicos.evangelizando} {twitter#https://twitter.com/ofsmexico} {google-plus#https://plus.google.com/+SacerdotesCatolicos} {pinterest#} {youtube#https://www.youtube.com/channel/UCfnrkUkpqrCpGFluxeM6-LA} {instagram#}

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets