Aceptas las disculpas y en agradecimiento te pisan las tripas

Hace ahora cinco años, la actual portavoz del ayuntamiento de Madrid, doña Rita Maestre, protagonizó, con otros y sobre todo otras, un asalto a la capilla católica de la universidad complutense situada en el campus de Somosaguas, con el torso desnudo y al inocente grito de “arderéis como en el 36”.  Hoy hemos sabido que la señorita Maestre, a petición propia, se ha entrevistado con el actual arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro para presentarle sus disculpas por aquella protesta, coincidiendo, entiendo que por pura casualidad, con la comparecencia de doña Rita ante la justicia este próximo jueves.

Según eldiario.es, “tanto ella como Osoro mostraron su voluntad de dar carpetazo al asunto”, y “el arzobispado, que no denunció los hechos, cree que sería beneficioso “pasar página” y no apoya la denuncia que puede costar un año de cárcel a la política”.

Me pareció un desacierto que el arzobispado de Madrid, cuyo pastor era a la sazón el cardenal Rauco Varela, no presentara la denuncia correspondiente, no por odio a nadie, sino por preservar y garantizar la libertad religiosa, y por apoyar a esos universitarios católicos que son los que tienen que aguantar tamañas barbaridades día sí y día también. Creo que nos confundimos con ese buenismo de no denunciar y amigos for ever. Un obispo tiene el deber de defender a sus ovejas y exigir con la ley en la mano que sean respetados los derechos de todos.

El actual arzobispo ha decidido seguir el criterio de su antecesor, y evidentemente ni pone denuncia, ni apoya la que en su día presentaron Alternativa Española y el centro jurídico Tomás Moro. No solo eso, sino que es partidario de un simple “pasar página”. Sigo creyendo que es un error.

Quizá es que nos pensamos que con estos podemitas y similares, con la gente que asalta capillas, se cisca en tus creencias y se cachondea de tu madre, la táctica es la del compadreo, la palmada en la espalda, el cafelito y el que vean que somos gente guay, enrollada y tal. Tal vez podríamos pensar que el gesto del arzobispo de Madrid recibiendo a Rita Maestre, diciendo que vamos a pasar página y que aquí no ha pasado nada y que la pobre no sabía lo que hacía, iba a suscitar una corriente de simpatía hacia la Iglesia y a ayudarnos a lavar nuestra imagen en determinados colectivos. Pues rien de rien.

La noticia que ofrece eldiario.es tiene en este momento nada menos que 154 comentarios. Si los ordenan por relevancia, el más valorado por los demás comentaristas, es uno en el que se dicen cosas como estas: “una organización que es como una sanguijuela se apropie de una institución pública? Ha pedido la Iglesia perdón por su complicidad con la dictadura?”.

Pero sigan, sigan, y podrán comprobar cómo se agradece el gesto de la Iglesia de no querer poner una denuncia, aceptar las disculpas de la señorita Maestre y pasar página: “Fuera la iglesia de las instituciones públicas. Fuera los derechos adquiridos durante el franquismo. Que paguen el IBI ya. Que devuelvan las inmatriculaciones expoliadas al pueblo. Que nos dejen tranquilos”; “jerarquía (y digo jerarquía) católica, históricamente asesina, torturadora, represora, colaboradora siempre con el poder, beneficiaria de privilegios económicos, manipuladora y prostituidora de la doctrina cristiana”; “Te has disculpado ante este elemento de la secta”; “rapiña sistemática y milenaria de una secta destructiva cebada de privilegios con el dinero público, que dice creer en fábulas absolutamente insostenibles que inculca a los niños cuando su cerebro es todavía maleable para perpetuarse generación tras generación”; “¡Has pedido disculpas a la organización más pervertida de la Historia Negra de España y de Europa!. ¡Por qué! ¡Acaso violaste algún precepto cierto, real, inamovible y eterno de esta organización de pervertidos con sayas! ¡Te has equivocado Rita Maestre! La conferencia episcopal española, solo por circunscribirnos al ámbito estatal, es una organización, en sí misma, una aberración creada y mantenida para sojuzgar a la inteligencia de los humanos”; “la Iglesia nos sigue robando patrimonio (La Alambra de Granada) se necesita que sea fiscalizada y se necesita que el Concordato sea denunciado y derogado el que quiera vicios que lo paguen “sus feligreses””; “No se negocia ni se les piden excusas a los subnormales”.

Como pueden comprobar, los gestos tanto de Rouco no poniendo denuncia, como de Osoro actualmente, están dando fantásticos frutos de tolerancia, amor, comprensión y misericordia. Exactamente los mismos que dieron siempre.

Con mi obispo estoy en que no deseo ningún mal a nadie. Pero pido y EXIJO que se cumplan las leyes, que se defiendan las capillas y mire usted, doña Rita, nos tomamos un café solo o con la alcaldesa, pero lo de la capilla lleva su curso, espero que la condena sea ejemplar y no vamos a pasar ni una. Por cierto, ¿azúcar o mejor sacarina?

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03:38

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