1.- No siempre tenemos que hacer los regalos a otro. ¿Por qué no regalamos algo cada día a nosotros mismos? Por ejemplo, hoy podías hacerte el regalo de un momento de silencio exterior, lejos de la gente, lejos de la radio, la TV, para echarte una miradita por dentro y charlar contigo. ¿No crees que también tú eres importante para dedicarte algo de tu tiempo?
2.- Hoy puedes hacerte un estupendo regalo a ti mismo. Regalarte un espacio en tus ocupaciones, para charlar a solas con Dios. Charlar de tus cosas y charlar también de las cosas de Dios. Tú tendrás mucho que decirle. Y Él tiene cantidad de cosas que compartir contigo. ¿No crees que Dios es lo suficientemente importante como para dedicarle un tiempecito de tus quehaceres?
3.- Tu regalo de hoy es muy sencillo, pero de gran interés para ti. Hoy te olvidas de todo el mundo. ¿Por qué pones esa cara? Todo el mundo es muy importante para ti. Pero. ¿no podías regalarte un espacio sereno y tranquilo para disfrutar de los tuyos? ¿Es que ellos han dejado de ser importantes en tu vida? ¿En algún momento, tu esposo o tu esposa, no eran lo más importante?
4.- Hay regalos grandes y regalos chicos. Muchos dependen de las posibilidades del bolsillo. Bueno, hoy, quiero que tu regalo no dependa de tu bolsillo. Prefiero que dependa de tu corazón. Regálate la alegría de hacer felices a los tuyos, tenerlos contentos, alegres. ¿Es que la felicidad y alegría de los demás no es también un regalo que tú mereces?
5.- Hoy puedes regalarte a ti mismo algo que posiblemente estás necesitando. Olvídate de tu pasado, de esos recuerdos que te molestan, y piensa que todo eso Dios ya lo echó al olvido, y que Dios sólo piensa en lo que aún puedes ser en la vida.
6.- ¿Quieres hacerte hoy el regalo de una linda amistad? Vete un ratito a la Iglesia. Te bastan unos minutos, aunque te aconsejo que no tengas prisas. Charla un rato con el Señor presente en el Sagrario. Insisto, no tengas prisas. Es posible que tarde en responder a tu llamada. Espera. Son los trucos del Señor para ver la sinceridad de tu visita.
7.- Para hoy te pediría que te regales algo que posiblemente te parecerá raro. Hazlo y luego me cuentas. Busca un espacio, un pequeño vacío en tus muchos quehaceres, toma un Crucifijo en tus manos. No pienses nada. No digas nada. Deja que tranquilamente Él se te vaya metiendo ahí dentro. Descubrirás que detrás del dolor hay mucho más. El dolor no es sino el telón. La escena está al otro lado.
Clemente Sobrado C. P.
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