Ya sé que acabé la publicación anterior escribiendo que, con lo dicho, había más que suficiente. Pero luego he caido en la cuenta de que no, que no era suficiente, porque faltaban al menos dos puntos muy importantes; quizá los más importantes. Y son los siguientes.
1. En toda la entrevista en El Mundo, Gil Tamayo, casi cinco años Portavoz de la Conferencia Episcopal Española, no dice ni una sola palabra de AUTOCRÍTICA respecto a la situación o situaciones que denuncia; hace muy bien en denunciar, claro; pero “no decir ni mu” sobre la responsabilidad que, en tal o tales situaciones, ha tenido y tiene en todas ellas la Iglesia Católica en España, pues no es de recibo.
No se puede achacar al secularismo imperante toda la culpa a la hora de valorar la falta de hijos, las situaciones extramaritales, la falta de Bautismos y de Matrimonios eclesiásticos… ¿No ha tenido nada que ver la Iglesia católica, desde su misma Jerarquía, con todas esas situaciones?
Pues así, dan la impresión de que están contentísimos con haberse conocido entre ellos. Así, se sitúan como meros ESPECTADORES. Pero así, ellos mismos se retraen de ser los protagonistas de la misma Evangelización: hacen dejación de funciones, después de haber hecho mutis por el foro.
Mucho menos pretender que en la llamativísima “falta de valores” que apunta como causa -una más- de esa o esas situaciones, la Iglesia no tiene nada que ver, porque no tiene nada que decir. Y esto es gravísimo.
Pretender -y justificar- la falta de hijos, por ejemplo, con la falta de trabajo fijo, con la falta de seguridad económica…, pues como que no; porque los hijos no se tienen por motivos económicos; y se dejan de tener por falta de los verdaderos motivos, que son los espirituales: porque el tema de los hijos es un tema de “vida interior", de trato de los padres con Dios, de vida espiritual.
Si fuese un tema económico -que es lo que parece que les preocupa a los señores obispos, y así no tienen que preocuparse ellos de nada, porque ese tema no les incumbe: está fuera de su jurisdicción-, los paises del primer mundo albergarían las familias más prolíficas y los del tercer mundo las familias con menos hijos. ¡Pues resulta que es exactamente al revés! Entonces, ¿cómo se puede aducir seriamente que los motivos económicos están en un primer plano a la hora de no casarse por la Iglesia o de no tener hijos…, y no sonrojarse hasta el tuétano? No creo que GT se lo crea; más bien supongo que es lo que “tiene” que decir, porque va en su sueldo.
Pero es más. Ni una sola palabra sobre los cursillos prematrimoniales, sobre la catequesis de confirmación y postconfirmación, ni de la pastoral vocacional, que no puede limitarse a las vocaciones religiosas y/o sacerdotales, porque casarse es VOCACION CRISTIANA, sellada con un SACRAMENTO, igual que la vocación sacerdotal; y mucho más que la vocación religiosa, que no requiere de ninguno. Ni del seguimiento y catequesis de los matrimonios recientes. Ni de las catequesis a los padres a la ahora de la preparación para el bautismo de los hijos… NADA. Una ausencia total de autocrítica. Pero así no se arregla nada, porque así no se pretende arreglar nada.
2. A esto se suma otra ausencia más, otro “mutis” sobreañadido y que aporta más gravedad a esta primera: ni una palabra de vida sobrenatural, ni una palabra propia de la Iglesia como tal. Todas las cuestiones que toca lo hace desde un punto de vista “secular", en el peor sentido de la expresión. Ni un solo aporte de doctrina, ni un enfoque o ni un solo “toque” espiritual. Todo lo que dice lo podría decir un budista, o un político que no estuviese aún moralmente corrompido -a estas alturas, muy difícil de encontrar-, o cualquier “hombre de buena voluntad".
Nada desde la Iglesia como tal. Ni una palabra. Nada para los católicos en particular. Ninguna seña de identidad católica. O sea: la Iglesia Católica ya no habla como/desde Iglesia Católica, porque su Jerarquía enmudece.
El Señor Jesús, junto a las diatribas contra todo fariseísmo, pone como mínimo a la misma altura las diatribas contra los pastores mercenarios y, no digamos, contra los PASTORES MUDOS.
Como está en el Evangelio, me ahorro y le ahorro a GT las citas. Y a los obispos. Pero supongo que se las saben, pues alguna vez las habrán leído.
Y vamos a seguir rezando.
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