La trampa de los medicamentos falsos

Cheryl tiene 31 años y se ha vuelto diabética tras tomar unas pastillas para adelgazar, compradas por Internet. Perdió, sí, casi siete kilos, pero porque los fármacos contenían niveles de diuréticos mucho más altos que lo permitido. A John, 56 años, le fue peor: adquirió también online unas píldoras contra la disfunción eréctil, que le provocaron una aguda disminución de azúcar en sangre y un daño cerebral irreversible. Todavía está en coma.
Cheryl y John son los protagonistas de dos historias publicadas por la web de la Interpol, para poner rostro a millones de personas afectadas por la producción y comercialización de medicamentos falsos, que en la era digital han encontrado una importante baza para expandirse. Según un reporte del referido organismo policial sobre la última Operación Pangea –en la que participaron 123 países y que se desarrolla anualmente desde 2008 para combatir este flagelo–, entre el 12 y el 19 de septiembre se llevaron a cabo 1.058 investigaciones y se cerraron 3.584 sitios web.
En una semana de septiembre, la Interpol llevó a cabo más de mil investigaciones que derivaron en el cierre de casi 3.600 sitios web

La colaboración parece necesaria porque el negocio, que incluye fármacos y artículos médicos, puede dejar víctimas dondequiera (al menos 100.000 fallecidos al año, según cálculos de Interpol). El comunicado indica, por ejemplo, que durante la intervención se detectó en Jordania una venta de lentes de contacto falsas que ya estaban ocasionando problemas a los clientes; en la República Democrática del Congo se confiscaron unos 650 kilos de medicinas contra la malaria ilícitas, y en Vietnam se incautaron de 1,2 toneladas de pastillas contra la disfunción eréctil. Como saldo total de la operación, las fuerzas policiales detuvieron a 400 personas implicadas en el fraude e imposibilitaron que unos 25 millones de medicamentos falsos llegaran a sus destinatarios, los pacientes-víctimas potenciales.

El pago en EE.UU., el fraude en Pakistán

Un criterio de definición de los medicamentos fraudulentos puede ser el de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.: aquellos sin el ingrediente activo, o con una insuficiente o excesiva cantidad de este, o que se presentan bajo un empaquetado falso, y además se comercializan sin la debida autorización.
Entre el atractivo del envoltorio y la noción de que, si algo ha sido seguro siempre, esas son las medicinas, el tráfico de las falsificaciones llega a niveles antes impensables –según Interpol, en algunas áreas de América Latina, Asia y África llegan a constituir el 30% del mercado–, y la irrupción de las nuevas tecnologías le ha dado al fenómeno una nueva dimensión.
Los expertos policiales señalan en su informe que “la principal tendencia detectada a lo largo de esta década de operaciones Pangea es el aumento constante del número de farmacias online que no disponen de autorización ni cumplen las normas establecidas, y que se aprovechan del incremento de la demanda mundial para anunciar y vender los medicamentos falsos o ilícitos”.
Y las redes pueden ser bastante complejas. Un documentalsueco ilustra cómo se articuló todo el mecanismo en uno de los muchos casos detectados: los compradores de la falsificación estaban en EE.UU.; los servidores web, en ese país y en Europa; las pasarelas de pago, en suelo europeo y costarricense, desde donde realizaban operaciones bancarias con Chipre, Israel y Hong Kong; el personal de atención al cliente estaba en la India y Filipinas; los fármacos se elaboraban en India y Paquistán, y de allí partían hacia EE.UU., a veces haciendo trasbordos en Reino Unido o Mauritania.

¡Una verdadera ganga!

La credulidad del público ante lo promocionado en Internet es esencial para el florecimiento de este mercado. Dan Burke, especialista de la FDA, explica en el documental que “en EE.UU. la mayoría de la gente piensa que si entras en una web con una hoja de arce, donde el personal es canadiense o se hace pasar por canadiense, los medicamentos vienen realmente de Canadá. En la mayoría de los casos no es así”.
A manera de comprobación, seleccionamos algunos sitios a partir de una búsqueda en Google. En uno de ellos, denominado Health without Borders (Salud sin Fronteras) un mensaje de introducción le recuerda al internauta que “como mucha gente conoce, EE.UU. es uno de los países más caros en cuanto a tratamientos médicos y fármacos de venta con receta. El costo de estas medicinas puede fácilmente abrir un agujero en el bolsillo del consumidor. (…) Debido a todas estas razones, muchos estadounidenses se están acercando a Canadian Drug Stores Online”. Sigue a esto una ventana con una invitación a navegar por la web (que ha sido bloqueada) y una información sobre los medios de pago.
“La principal tendencia detectada es el aumento constante del número de farmacias en línea que no disponen de autorización”
Otro sitio que aparece es Global Drugs Direct, que anuncia, con una hoja de arce como marco “el mejor precio garantizado al 100%”. Elegimos un conocido fármaco antidepresivo: la fluoxetina. Una farmacia online registrada legalmente por el gobierno de EE.UU., Drugstore, comercializa el bote de 30 píldoras de 10 mg a 393.90 dólares. Global Drug Direct, en cambio, tiene una oferta mucho más interesante: el frasco del mismo medicamento, en versión genérica y con 100 cápsulas, por solo 45 dólares. Una ganga, ¿no?
Sí, y engañosa. Un artículo de la Asociación de Jubilados de EE.UU. recuerda un caso muy sonado en 2012 y 2013: varios médicos estadounidenses compraron de Avastin, un medicamento anticancerígeno que había sido falsificado, a una distribuidora farmacéutica que era propiedad, a su vez, de una compañía canadiense que lo importaba desde Turquía. Las pastillas no tenían el ingrediente activo, y hubo pacientes que murieron.
Para evitar episodios similares, vista la proliferación de las “generosas” farmacias “canadienses”, la FDA explica que las únicas webs online que cuentan con el visto bueno del gobierno de EE.UU. para vender medicamentos son las que muestran el sello VIPPS (Verified Internet Pharmacy Practice Sites, Sitios Verificados de Práctica Farmacéutica en Internet).
“No compres a ciegas”
En las estaciones de metro y en las marquesinas de los autobuses madrileños han aparecido por estos días carteles publicitarios de una campaña contra la compra irreflexiva de medicamentos en la web. Un joven con los ojos vendados que se lleva a la boca una píldora azul recibe una alerta: “No compres medicamentos a ciegas en Internet. Pueden poner en riesgo tu salud”.
”Hay que desconfiar si la página que ofrece los medicamentos no muestra información sobre los responsables de la página o promociona fármacos de venta por receta
El sitio digital Tu salud por delante, del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, da algunas pistas sobre cómo identificar una falsificación. Llama a desconfiar si la página que ofrece los medicamentos no tiene el logotipo diseñado por la Comisión Europea, no muestra información sobre los responsables de la página, promociona fármacos que normalmente están sujetos a prescripción, o sus precios son bastante más bajos, o un aspecto que sí dice mucho de la poca seriedad de quién está detrás del timo: que el envase o el prospecto muestren faltas ortográficas o de redacción.
La Agencia Española de Medicamentos, por su parte, explica en su Memoria 2016 que si bien no se han observado casos de falsificaciones que hayan llegado a pacientes en España a través del canal legal de dispensación, dichas imitaciones sí se han detectado en el territorio, en buena medida por su disponibilidad en Internet. “Por ello –dice– se desarrolla una actividad creciente contra páginas web ilegales y se ha regulado y puesto en marcha, en el marco de la normativa europea, el sistema de venta a distancia de medicamentos no sujetos a prescripción”.
Respecto al seguimiento a las farmacias ilegales en el ciberespacio, la AEMP señala que en 2016 se investigaron 993 páginas y se incautaron casi un millón de medicamentos ilegales o fraudulentos. Más de 80 personas resultaron detenidas o fueron investigadas.
Gracias a estas acciones y a las de Interpol, ¿cuántas personas se salvan sin siquiera enterarse? Es difícil saberlo. Como también puede serlo conocer el número de aquellos que mueren a causa de tomar una cápsula que jamás funcionó, porque estaba rellena de azúcar o de harina. Y esto en el mejor de los casos, pues también, dicen los expertos, los pseudofármacos pueden incluir matarratas o abrillantador…

Quizás convenga recordar que en la web, como en la vida, no es oro todo lo que reluce.
aceprensa.com

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