Con tres sesiones de "lectio divina": Una en la iglesia y en dos grupos de catequsis de confirmación. Buen comienzo.
La lectura de la Palabra de Dios nos ayuda en el camino de la penitencia y conversión, nos permite profundizar en el sentido de la pertenencia eclesial y nos sustenta en una familiaridad más grande con Dios. Como dice San Ambrosio, cuando tomamos con fe las sagradas escrituras en nuestras manos y las leemos con la Iglesia, el hombre vuelve a pasear con Dios en el paraíso. (Verbum Domini, nº 87)
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