Jueves 06 de Abril de 2017
De la feria
De la feria
Morado
Martirologio Romano: En Roma, san Sixto I, papa, que en tiempo del emperador Adriano rigió la Iglesia Romana, siendo el sexto tras el bienaventurado Pedro (128).
Antífona de entrada cf. Heb 9, 15
Cristo es el mediador de la nueva alianza a fin de que, por su muerte, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.
Oración colecta
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y protege con bondad a quienes esperamos en tu misericordia, para que, limpios de pecado, perseveremos en una vida santa y lleguemos a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Mira complacido, Señor, los dones que te presentamos; que sirvan para nuestra conversión y alcancen la salvación al mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. Rom 8, 32
Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros; por eso nos concederá con él toda clase de favores.
Oración después de la comunión
Saciados con el don de la salvación, imploramos, Padre, tu misericordia, para que, alimentados en la tierra con este sacramento, nos hagas participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo (Facultativa)
Sé propicio a tu pueblo, Señor, para que de día en día rechace lo que te disgusta, y encuentre la alegría en tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura Gn 17, 1-9
Lectura del libro del Génesis.
Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré mi alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa”. Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: “Esta será mi alianza contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: En adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: De ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios”. Después, Dios dijo a Abraham: “Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones”.
Palabra de Dios.
Comentario
Con estas palabras de Dios queda inaugurado un pueblo, una historia y un proyecto. Dios se presenta como Padre de todos, y como quien espera que todos vayamos hacia él.
Salmo 104, 4-9
R. El Señor se acuerda de su Alianza.
¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que él obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: El Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.
Él se acuerda eternamente de su Alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.
Versículo cf. Sal 94, 8a. 7d
No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor.
Evangelio Jn 8, 51-59
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”. Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”. Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy”. Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.
Comentario
Estos hombres no podían entender a Jesús. No podían aceptar sus palabras. Por eso les resulta ofensivo que Jesús le hable de la vida eterna, cuando ellos apenas pueden asomar sus cabezas en “esta” vida.
Oración introductoria
Señor, quiero ser fiel a tu Palabra y tener un momento de intimidad contigo en la oración. Creo, espero y te amo. Dame tu luz para que sepa guardar el silencio necesario para escuchar lo que hoy me quieres decir.
Petición
Señor, ayúdame a incrementar mi vida de gracia y a vivir siempre de acuerdo a ella.
Meditación
Hoy nos sitúa san Juan ante una manifestación de Jesús en el Templo. El Salvador revela un hecho desconocido para los judíos: que Abraham vio y se alegró al contemplar el día de Jesús. Todos sabían que Dios había hecho una alianza con Abraham, asegurándole grandes promesas de salvación para su descendencia. Sin embargo, desconocían hasta qué punto llegaba la luz de Dios. Cristo les revela que Abraham vio al Mesías en el día de Yahvé, al cual llama mi día.
En esta revelación Jesús se muestra poseyendo la visión eterna de Dios. Pero, sobre todo se manifiesta como alguien preexistente y presente en el tiempo de Abraham. Poco después, en el fuego de la discusión, cuando le alegan que aún no tiene cincuenta años les dice: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy» (Jn 8,58) Es una declaración notoria de su divinidad, podían entenderla perfectamente, y también hubieran podido creer si hubieran conocido más al Padre. La expresión “Yo soy” es parte del tetragrama santo Yahvhé, revelado en el monte Sinaí.
El cristianismo es más que un conjunto de reglas morales elevadas, como pueden ser el amor perfecto, o, incluso, el perdón. El cristianismo es la fe en una persona. Jesús es Dios y hombre verdadero. «Perfecto Dios y perfecto Hombre», dice el Símbolo Atanasiano. San Hilario de Poitiers escribe en una bella oración: «Otórganos, pues, un modo de expresión adecuado y digno, ilumina nuestra inteligencia, haz también que nuestras palabras sean expresión de nuestra fe, es decir, que nosotros, que por los profetas y los Apóstoles te conocemos a ti, Dios Padre y al único Señor Jesucristo, podamos también celebrarte a ti como Dios, en quien no hay unicidad de persona, y confesar a tu Hijo, en todo igual a ti».
Jesús prefirió quedar mal delante de los demás por salvar la vida de una persona. Tomó el riesgo de ser apedreado por salvar a una pecadora. Aquí está la actitud que podemos aprender de Cristo. Exponer nuestra misma vida con tal de traer la paz a una persona, aunque creamos que es un pecador. Esto significa solapar los errores del otro, sino perdonarlo, a pesar de que muchos lo condenen, nosotros preferir, como Cristo, buscar su salvación. Buscar traerle la paz y el arrepentimiento por sus pecados para que en adelante no peque más.
Propósito
Revisar mis actividades para saber qué lugar ocupa Dios en mi vida.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, qué fácilmente puedo negarte el lugar que te corresponde en mi vida. No quiero dejarme envolver por lo transitorio y fugaz para saber dedicar el mayor y el mejor tiempo de mi vida al servicio de los demás, por amor a Ti. Por eso te doy gracias por este momento de oración que me hace reconocer, agradecer y evaluar el uso que estoy dando a todos los talentos con los que has enriquecido mi vida, especialmente el uso de mi tiempo.
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