La liturgia diaria meditada - Jesús camina sobre el agua (Jn 6, 16-21) 29/04


Sábado 29 de Abril de 2017
Misa a elección:

Feria. Blanco.
Nuestra Señora del Valle. (ML). Blanco.
Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia. (ML). Blanco.

Nuestra Señora del Valle: Alrededor del año 1600 los indios calchaquíes que vivían cerca de la ciudad de Catamarca comenzaron a honrar en la cueva de Choya una imagen de la Virgen María de origen desconocido. El administrador español don Manuel de Salazar, agradecido por los beneficios recibidos, le construyó una capilla (1660) que con el correr de los tiempos se transformaría en la actual Catedral de Catamarca (1910). La Madre de Jesús, representada en esa imagen morena, comenzó a ser invocada como Nuestra Señora del Valle o simplemente Virgen del Valle. Fue coronada solemnemente por indicación del papa León XIII en 1891 (Los nombres de María, Ed. A.Mi.Co.).

Catalina: (1347-1380) fue terciaria dominica en Italia. Vivió en una época convulsionada, en la cual los príncipes de distintas ciudades italianas vivían en guerra constante. Ella fue una promotora de la paz y alternaba su vida en el convento de las dominicas de Siena con viajes que hacía para entrevistarse con los señores de cada ciudad. También fue testigo de la división interna de la Iglesia, cuando el Papa se trasladó a Avignon. La intervención de Catalina, tanto por escrito como en forma personal, logró que la Iglesia volviera a la unidad.

Antífona de entrada          1 Ped 2, 9
Ustedes son un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Aleluya.

Oración colecta     
Padre misericordioso, aparta de nosotros las consecuencias del pecado que tú mismo has borrado en el misterio pascual por la resurrección de Cristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

O bien:         Virgen del Valle
Dios todopoderoso y eterno, que amparas y proteges a cuantos invocan a la inmaculada Virgen María con la advocación del Valle, concédenos, por su ejemplo e intercesión, vivir plenamente nuestra fe y alcanzar la verdadera libertad de tus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

O bien:         Santa Catalina de Siena
Señor Dios nuestro, que otorgaste a santa Catalina de Siena un amor intenso para contemplar la pasión de tu Hijo y para servir a la Iglesia, concédenos, por su intercesión, que tu pueblo, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Santifica los dones que te presentamos, Señor, y, al aceptar este sacrificio espiritual, conviértenos en ofrenda eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Jn 17, 24
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado. Aleluya.

Oración después de la comunión
Después de haber recibido los dones pascuales te pedimos humildemente, Señor, que la Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en su memoria aumente la caridad en todos nosotros. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.


Lectura        Apoc 21, 1-5a

Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. Y oí una voz potente que decía desde el trono: “Esta es la carpa de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será con ellos su propio Dios. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó”. Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas”.
Palabra de Dios.

Comentario

La visión de este hombre nos devuelve la esperanza: el mal no es la palabra definitiva de la historia; la muerte no ganará a la vida. Ese mundo nuevo, esa vida nueva, llegará al final de los tiempos. Pero también llega en cada entrega amorosa de cada hombre y mujer que cree que el mal debe y puede ser vencido.

O bien:         Éf 1, 3-6. 11-12.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él, hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano para ser alabanza de su gloria, según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad.
Palabra de Dios.

[Sal] Jdt 16, 13-15

R. ¡Alabado sea Dios, el Señor!

Cantaré a mi Dios un canto nuevo: Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible. R.


Que te sirvan todas las criaturas porque tú lo dijiste y fueron hechas, enviaste tu Espíritu y él las formó. R.


Las montañas y las aguas se sacudirán desde sus cimientos, las rocas se derretirán como cera en tu presencia, pero tú siempre te muestras propicio con aquellos que te temen. R.


Aleluya        Lc 2, 19

Aleluya. ¡Feliz la Virgen María, que conservaba la Palabra de Dios y la meditaba en su corazón! Aleluya.

Evangelio     Jn 19, 25-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.
Palabra del Señor.

Comentario

“Jesús anuncia el nacimiento de una nueva familia escatológica; su reino es una unión familiar; sus discípulos van a tener el mismo Padre y la misma madre que él, siendo plenamente hermanos y hermanas entre sí. El discípulo acogió a María en su casa. Todo cristiano está llamado a acoger a María como madre en su corazón”.


O bien: Lecturas de la feria

Lectura        Hech 6, 1-7
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: “No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra”. La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos. Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Palabra de Dios.

Comentario
“La Palabra de Dios” es uno de los hilos conductores de la actividad de la Iglesia en sus comienzos. La misma Palabra mueve a encontrar las formas novedosas para continuar con su predicación sin dejar de atender a las viudas, que se encontraban entre los grupos más vulnerables. Y si la Palabra puede continuar su expansión es porque la comunidad ha sabido escucharla y ponerla en práctica.

Salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19
R. ¡Que tu amor descienda sobre nosotros, Señor!

Aclamen, justos, al Señor: Es propio de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Porque la palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Aleluya       
Aleluya. Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y tuvo misericordia de su pueblo. Aleluya.

Evangelio     Jn 6, 16-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Al atardecer de ese mismo día, en que Jesús había multiplicado los panes, los discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: “Soy yo, no teman”. Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.
Palabra del Señor.

Comentario
“Los discípulos en la barca tienen que enfrentarse con un mar agitado, que representa bastante atinadamente su revolución interior. Acaban de ver cómo se derrumba la mejor ocasión de emprender una marcha sobre Jerusalén, para construir finalmente el reino prometido por los profetas. Jesús, que acaba de huir de la realeza terrena, aparece en su gloria de Hijo de Dios: ‘No teman, Yo soy’. Así Jesús reconforta a sus discípulos”.

Oración introductoria
Gracias, Señor, por recordarme que no debo temerte. Y es que es tan sutil y persistente la tentación de buscarte en la oración, pero realmente escucharte… hasta donde «no duela o no incomode demasiado». Por eso suplico que envíes la luz de tu Espíritu Santo para que este momento de oración sea un auténtico encuentro contigo.

Petición
Jesucristo, dame la gracia de saberme abandonar en tu Providencia divina.

Meditación 

Hoy, Jesús nos desconcierta. Estábamos acostumbrados a un Redentor que, presto para atender todo tipo de indigencia humana, no dudaba en recorrer a su poder divino. De hecho, la acción transcurre justo después de la multiplicación de los panes y peces a favor de la multitud hambrienta. Ahora, en cambio, nos desconcierta un milagro —el hecho de andar sobre las aguas— que parece, a primera vista, una acción de cara a la galería. ¡Pero no!, Jesús ya había descartado el uso de su poder divino para buscar el lucimiento o el provecho personal cuando al inicio de su misión rechazó las tentaciones del Maligno.

Al andar sobre las aguas, Jesucristo está mostrando su señorío sobre las cosas creadas. Pero también podemos ver una escenificación de su dominio sobre el Maligno, representado por un mar embravecido en la oscuridad.

«No temáis» (Jn 6,20), les decía Jesús en aquella ocasión. «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), les dirá después en el Cenáculo. Finalmente, es Jesús quien dice a las mujeres en la mañana de Pascua, después de levantarse del sepulcro: «No tengáis miedo». Nosotros, por el testimonio de los Apóstoles, sabemos de su victoria sobre los enemigos del hombre, el pecado y la muerte. Por esto, hoy, sus palabras resuenan en nuestro corazón con una fuerza especial, porque son las palabras de Alguien que está vivo. 

«No tengáis miedo». Es una llamada a abrir el corazón, la propia existencia al Redentor para que con Él no temamos ante los embates de los enemigos de Cristo.

Ante la personal fragilidad para llevar a buen puerto las misiones que el Señor nos pide (una vocación, un proyecto apostólico, un servicio...), nos consuela saber que María también —criatura como nosotros— oyó las mismas palabras de parte del ángel antes de afrontar la misión que el Señor le tenía encomendada. Aprendamos de ella a acoger la invitación de Jesús cada día, en cada circunstancia.

Propósito
Dejar a un lado las preocupaciones inútiles al confiar y reconocer la presencia de Dios en mi vida.

Diálogo con Cristo
Espíritu Santo santificador, aumenta mi fe de modo que tenga la docilidad para saber abandonarme a tu Providencia, con la seguridad de que nunca seré tentado por encima de mis fuerzas y que Tú eres infinitamente bueno, sabio, omnipotente y, lo más importante, me amas tal como soy.

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11:17

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