En el viaje de ida a México vi una película que me alegró todo el vuelo, todo el largo e inacabable vuelo: Hotel Budapest. La aconsejo totalmente. Es una película en el estilo de Mordecai. En mi opinión, inferior a la primera. Pero, aun así, muy buena.
También vi la segunda parte de El corredor del laberinto. En esta película no queda nada de las genialidades de la primera parte. Y, en realidad, nada tiene que ver con la película de la cual se supone que es la secuela.
La otra película que vi en el regreso (que duró sólo diez horas) fue The monuments mensobre unos soldados que tratan de salvar obras de arte en la II Guerra Mundial. Da pena ver un presupuesto relativamente grande tirado para tratar de salvar un guión lamentable. La película no hay por donde cogerla.
Menos mal que no soy un führer con poder absoluto, menos mal. Si no, algún director pasaría alguna noche en un calabozo húmedo y oscuro bajo la única y suficiente acusación de gastar tantos millones de dólares en guiones que son una ruina andante.
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