La liturgia diaria meditada – Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra (Lc 4, 21-30) 31/01



Domingo 31 de Enero de 2016
4º domingo durante el año
Verde.

Martirologio Romano: Memoria de san Juan Bosco, Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, el cual, después de una niñez áspera, fue ordenado sacerdote y en la ciudad de Turín, en Italia, se dedicó con todas sus fuerzas a la formación de adolescentes. Fundó la Sociedad Salesiana y, con la ayuda de santa María Dominica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana. Lleno de virtudes y méritos, voló al cielo en este día en la ciudad de Turín, en Italia (1888). 
Fecha de canonización: 1 de abril de 1934 por el Papa Pío XI.

Antífona de entrada          cf. Sal 105, 47
Sálvanos, Señor y Dios nuestro, congréganos de entre las naciones, para que podamos dar gracias a tu santo nombre y gloriarnos en tu alabanza.

Oración colecta     
Señor y Dios nuestro, concédenos honrarte con todo el corazón y amar a todos con amor verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Presentamos ante tu altar, Señor, los dones de nuestra entrega; te rogamos que los aceptes con bondad y los conviertas en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Sal 30, 17-18
Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia. Señor, que no me avergüence de haberte invocado.

O bien:         Mt 5, 3. 5
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

Oración después de la comunión
Alimentados con el don de nuestra redención, te pedimos, Padre, que con este auxilio de salvación eterna se acreciente siempre en nosotros la verdadera fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

1ª Lectura    Jer 1, 4-5. 17-19
Lectura del libro del profeta Jeremías.
En tiempos del rey Josías, la palabra del Señor llegó a mí en estos términos: “Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte”.
Palabra de Dios.

Comentario
El Señor no le asegura a Jeremías que no tendrá problemas para llevar adelante su ministerio. Tampoco le dice que la gente escuchará y recibirá su predicación. Todo lo contrario. Como todo profeta encontrará enemigos y desaires. Sin embargo, lo que Dios promete es que estará con él, siempre. Esta convicción sostendrá toda la vida del profeta.

Sal 70, 1-a 5-6ab. 15ab. 17
R. Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.

Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.

Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.

Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector. R.

Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.

2ª Lectura    1Cor 12, 31—13, 13
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo para hacer alarde, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.
Palabra de Dios.

O bien:         más breve: 1Cor 13, 4-13

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.
Palabra de Dios.

Comentario
Este hermoso canto, tan tradicional y conocido por todos, es sin dudas un proyecto e ideal para vivir. Poder amar como aquí se canta sería el cumplimiento de todo el plan de Dios. ¿Podemos empezar hoy?

Aleluya        Lc 4, 18
Aleluya. El Señor me envió a evangelizar a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluya.

Evangelio     Lc 4, 21-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Después que Jesús predicó en la sinagoga de Nazaret, todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es éste el hijo de José?”. Pero él les respondió: “Sin duda ustedes me citarán el refrán: ‘Médico, sánate a ti mismo’. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm”. Después agregó: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.

Comentario
La furia de estos hombres se comprende a partir de los ejemplos que pone Jesús en el discurso: Elías y Eliseo atendieron a personas que no pertenecían a la tradición de Israel. Jesús, entonces, promete un camino similar: salir del mundo judío para lanzarse a los gentiles. Esto sin dudas era provocador. Y lo seguirá siendo, cada vez que nos animemos a salir del círculo de “los nuestros”, “los conocidos” para llevar la Buena Noticia a los más alejados.

Oración introductoria
Espíritu Santo, acompaña e inspira esta oración para que me identifique con los sentimientos y con la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, reconociéndolo, glorificándolo y siguiendo fielmente la voluntad del Padre.

Petición
Jesús, dame la fe para saber reconocerte y seguirte con generosidad a donde quiera que vayas.

Meditación 

1.- Una misión nada fácil. La vocación del profeta se fundamenta en el servicio a la misión que Dios le encomienda. Para muchos profetas, como Jeremías no fue tarea fácil. Al principio Jeremías se siente débil e incapacitado por su juventud para anunciar la Palabra de Dios, pero el Señor le dice hoy que no tema porque le va a convertir en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce. El Señor, como canta el Salmo 70, será la roca fuerte si el profeta pone en El su confianza y esperanza. La misión que se le encomendó a Jeremías, como la de Jesús, no será nada fácil. Tendrá que denunciar la opresión, la injusticia y la infidelidad del pueblo. No le harán caso y Jeremías se lamentará, pero seguirá animando a su pueblo en el exilio. Los cristianos hemos sido consagrados como profetas en el Bautismo, ¿cuál es tu misión hoy?

2.- Si no tengo amor, de nada me sirve. Este texto de san Pablo a los Corintios, el himno al amor, es uno de los textos más conocidos por todos los cristianos. Lo hemos comentado ya muchas veces; lo mejor es leerlo una vez más, y examinar nuestra conducta a la luz de estas bellas palabras que dice san Pablo sobre el amor como norma principal y suprema de toda nuestra vida. No olvidemos que san Pablo dice lo que dice a los Corintios, porque entre estos lo que predominaba en muchas ocasiones no era el amor, sino el egoísmo y la envidia entre ellos. También es posible que nosotros hablemos mucho de amor y luego nuestra conducta sea egoísta. Si al atardecer de nuestra vida Dios nos examinará en el amor, hagamos el propósito, ya desde ahora mismo, de poner amor, amor de verdad, amor cristiano, en todo lo que hagamos. Las obras que no tengan como razón primera y principal el amor no nos servirán de mucho ante un Dios cuyo nombre es amor y misericordia. Tenemos las tres virtudes teologales: fe, esperanza, amor; la más grande es el amor.

2.- Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. El profeta Jeremías y nuestro Señor Jesús expusieron y perdieron su vida por decir la verdad que Dios ponía en su boca, a las autoridades civiles y religiosas de su tiempo. No es nada fácil atreverse a decir la verdad. Es más fácil callarse y transigir. El profeta Jeremías, seis siglos antes de Cristo, se atrevió a decir la verdad a los reyes de Judá y, después de innumerables sufrimientos, pereció en el intento. Cristo se enfrentó a los ricos y poderosos de su tiempo y también pereció en el intento. Nosotros, los comunes mortales, normalmente no nos vemos en la situación de decir, o no decir, verdades que pongan en peligro nuestra vida, pero sí podemos encontrarnos en situaciones en las que decir o no decir la verdad beneficie o perjudique a gente inocente. En estos casos debemos ser fuertes y decididos, diciendo lo que, en conciencia, creemos que es la verdad. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14, 6). Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8). El es nuestra verdad y es esta verdad la que debemos anunciar aunque quieran callarnos. Verdad que nos fue trasmitida por los Apóstoles y vive en la Iglesia hace mas de 2000 años de tradición.

Y, ¿cuál es la verdad que dijo Jesús a los judíos de su pueblo para que quisieran despeñarlo?… Pues, sencillamente, que ellos no eran el ombligo del mundo y que si había hecho obras grandes en Cafarnaúm es porque allí sí tenían fe en él. Tal había sido el caso de la viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón, y el sirio Naamán. Los vecinos de Nazaret creían que Jesús por ser su paisano tenía que tratarles a ellos mejor que a los demás, pero para Jesús lo que contaba era la fe en él. También nosotros, los cristianos, podemos cometer una equivocación parecida a la que cometieron los judíos de Nazaret, cuando pensamos que nosotros, por el simple hecho de ser cristianos, tenemos ya asegurado el cielo. Cuentan la fe y las obras. Dios nos juzgará a cada uno de nosotros por nuestras obras, sobre todo por las obras de misericordia que hayamos hecho, como se nos dice en el evangelio de Mateo, capítulo 25, antes que por ninguna otra cosa.

Propósitos
Bueno, y nosotros, ¿qué enseñanzas y aplicaciones podemos sacar de este pasaje para nuestras vidas? Muchas. Pero yo sólo voy a proponer aquí dos sugerencias:

Primera: la llamada a la conversión –es decir, a acercarnos más a Dios, a la vida de gracia y a los sacramentos—, basada en la fe y en una humildad profunda de alma. No seamos nosotros como esos judíos, incrédulos y duros de corazón, que no hacen caso a Dios porque se sienten superiores a los demás y con derechos adquiridos. “Yo no necesito confesarme” –dice mucha gente, más por pereza, superficialidad e indiferencia que por verdadera malicia-.

Y segunda: aceptar a los demás con sencillez y caridad, sin criticar ni murmurar del prójimo, pues nosotros no conocemos sus motivos ni sus intenciones. No juzguemos por el exterior, porque casi siempre nos equivocamos. El hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón.

Diálogo con Cristo
Señor, este domingo, tu día, será especial para mi familia si me decido a vivirlo con plenitud, poniendo todo lo que esté de mi parte para hacer más agradable la vida a todos y propiciando un ambiente que los lleve a participar en la Eucaristía. Con tu gracia, sé que lo podré lograr.

13:00

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