En Caná el agua convertida en vino es imagen de la sangre de Cristo,
derramada sacramentalmente en la Eucaristía y cruentamente en la Cruz,
para establecer la Alianza nueva de Amor entre Dios y el hombre. Así lo
dijo el Papa previo al rezo del Ángelus de este 17 de enero donde
también dirigió unas palabras por el Jubileo de los Migrantes.
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